Vitamina D, piel y luz solar
En la población general la piel es la principal fuente de vitamina D, estimándose que más del 95% de los depósitos corporales provienen de la síntesis cutánea durante la exposición a la luz solar. Un adulto con piel de color blanco cuando se expone a la luz del sol o a una lámpara de rayos ultravioleta produce 1 ng de vitamina D3 por cm² de piel. Estas cifras son menores en ancianos y en personas con piel de color oscuro.
Se estima que la exposición solar de 5-15 minutos/día en cara y brazos durante la primavera, verano y otoño es capaz de mantener los depósitos de la vitamina en niveles adecuados. La exposición prolongada o en grandes zonas del organismo no ha demostrado la producción en exceso de colecalciferol a niveles capaces de causar intoxicación. Esto es debido a que durante la exposición solar parte de la previtamina D3 se isomeriza a varios fotoproductos que tienen escasa actividad en el metabolismo calcio-fósforo.
El color de la epidermis dado por la melanina presente en los melanocitos es una forma de protección que filtra los excesos de radiación UV particularmente intensa en las zonas intertropicales, en donde por presión evolutiva hay un predominio natural de pigmentaciones oscuras de la piel. Sin embargo en las zonas comprendidas entre los trópicos y los círculos polares la radiación UV del Sol al ser más baja ha significado una presión evolutiva como para que surgieran grupos poblacionales (hace unos cuarenta mil años) con piel de color claro.
Fuente: Wikipedia