Rusia en la Segunda Guerra Mundial


Rusia en la Segunda Guerra Mundial

La Unión Soviética entró en la Segunda Guerra Mundial el 17 de septiembre de 1939 con su invasión de Polonia,​ de acuerdo con un protocolo dentro del Pacto Ribbentrop-Mólotov con la Alemania nazi.​ Posteriormente la Unión Soviética invadió Finlandia,​ ocupó y anexó los países bálticos,​ así como partes de Rumania. El 22 de junio de 1941, Alemania rompió el tratado de no agresión e invadió la Unión Soviética; lo que abrió el Frente Oriental, el escenario más grande de la Segunda Guerra Mundial.

Eventualmente, unos 5 millones de soldados del Ejército Rojo fueron capturados por los nazis; éstos mataron deliberadamente de hambre o de otra forma a 3,3 millones de prisioneros de guerra soviéticos y a una gran cantidad de civiles, ya que el «Plan Hambre» buscaba cumplir con el Plan General del Este. Aunque la Wehrmacht tuvo un éxito inicial considerable, su ataque se detuvo en la batalla de Moscú. Posteriormente, los alemanes sufrieron grandes derrotas, primero en la batalla de Stalingrado en el invierno entre 1942 y 1943;​ y luego en la batalla de Kursk en el verano de 1943. Otro fracaso alemán fue el sitio de Leningrado, en el que la ciudad fue totalmente bloqueada por tierra entre 1941 y 1944 por fuerzas alemanas y finlandesas, sufrió hambre y más de un millón de muertos, pero nunca se rindió.​ Las fuerzas soviéticas atravesaron toda Europa central y oriental entre 1944 y 1945; capturaron Berlín en mayo de 1945.​ En agosto de 1945, el ejército soviético invadió Manchuria y expulsó a los japoneses del noreste de Asia, lo que contribuyó a la victoria aliada sobre Japón.

El período de 1941 a 1945 de la Segunda Guerra Mundial se conoce en Rusia como la Gran Guerra Patriótica. La Unión Soviética, junto con los Estados Unidos, el Reino Unido y China fueron considerados los Cuatro Grandes de las potencias aliadas en la Segunda Guerra Mundial, y más tarde se convirtieron en las Cuatro Potencias, que fue la base del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Durante la guerra, las muertes de civiles y militares soviéticos fueron entre 26 y 27 millones, lo que representa aproximadamente la mitad de todas las bajas de la Segunda Guerra Mundial. La economía y la infraestructura soviéticas sufrieron una devastación masiva, lo que provocó la hambruna soviética de 1946-1947. Sin embargo, a costa de un gran sacrificio, la Unión Soviética emergió como una superpotencia mundial.


 

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