Muerte de Marx


Muerte de Marx

Tras la muerte de su esposa Jenny en diciembre de 1881, Marx desarrolló una fuerte gripe que lo mantuvo con un mal estado de salud durante los últimos quince meses de su vida. Con el tiempo, contrajo bronquitis y pleuresía que lo condujeron a su muerte el 14 de marzo de 1883 en Londres. Mientras yacía en su lecho de muerte, su ama de llave Helene Demuth le preguntó si tenía algunas últimas palabras, a lo cual le respondió: «Las últimas palabras son para los tontos que no han dicho en vida lo suficiente».​ Murió como apátrida;​ sus familiares y amigos en Londres enterraron su cuerpo en el cementerio de Highgate el 17 de marzo de 1883. Asistieron entre nueve a once personas en su funeral.​ Varios de sus amigos más cercanos hablaron en él, entre ellos Wilhelm Liebknecht y Friedrich Engels, que dijo en su Discurso ante la tumba de Marx:

El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana […] Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas […]Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. […] Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.
F. Engels (1883) Discurso ante la tumba de Marx.

Su hija Eleonora, además de Charles Longuet y Paul Lafargue, yernos de Marx y militantes socialistas, también estuvieron presentes.​ Liebknecht, fundador y líder del Partido Socialdemócrata Alemán, pronunció un discurso en alemán y Longuet, una figura prominente en el movimiento de la clase obrera francesa, hizo una breve declaración en francés.​ También se leyeron dos telegramas de los partidos obreros de Francia y España. Junto con el discurso de Engels, constituyó todo el programa del funeral.​ Entre los no familiares que asistieron al funeral estaban tres asociados comunistas de Marx: Friedrich Lessner, encarcelado durante tres años después del juicio a los comunistas de Colonia de 1852; G. Lochner, a quien Engels describió como «un antiguo miembro de la Liga de los Comunistas» y Carl Schorlemmer, un profesor de química en Mánchester, miembro de la Royal Society y activista comunista durante la revolución alemana de 1848.​ Otro asistente al funeral fue Ray Lankester, un zoólogo británico que más tarde se convertiría en un prominente académico.

El Partido Comunista de Gran Bretaña construyó la lápida monumental en 1954 con un busto hecho por Laurence Bradshaw; la tumba original de Marx tenía apenas un humilde adorno.​ La lápida de Marx lleva el mensaje grabado: «¡Proletarios de todos los países, uníos!«, presente en la última línea del Manifiesto Comunista y la frase de la Tesis XI sobre Feuerbach (editada por Engels):

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.
Karl Marx (1845) Tesis sobre Feuerbach. Tesis XI.

El historiador marxista Eric Hobsbawm más tarde comentó que «uno no puede decir que Marx murió fracasado» porque, aunque no había logrado un gran seguimiento de discípulos en Gran Bretaña, sus escritos ya habían comenzado a impactar en los movimientos izquierdistas de Alemania y Rusia. Al cabo de 25 años de su muerte, los partidos socialistas de Europa continental reconocieron que la influencia de Marx en su política estaba obteniendo entre el 15 y el 47% de los votos en los países con elecciones democráticas representativas.​ En 1970 hubo un intento fallido de destruir el monumento con una bomba casera.


​Fuente: Wikipedia

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