Crítica de Marx a la economía política, capital y plusvalía


Crítica de Marx a la economía política, capital y plusvalía

Para captar las condiciones de un movimiento comunista, Marx se esforzó durante toda su vida por realizar un análisis económico fundamental de la sociedad moderna. Esto incluye el análisis de la forma de la mercancía, su valor, el capital y la producción de la riqueza social en la sociedad burguesa capitalista. Lo que define la sociedad capitalista, según Marx, no es el intercambio de mercancías, sino su producción a gran escala. No es el comercio, sino la gran industria el elemento diferencial. ​Marx realizó sus contribuciones a la crítica de la economía del capital en textos previos como Trabajo asalariado y capital (1849), Grundrisse (1858), Una contribución a la crítica de la economía política (1859) y Salario, precio y ganancia (1865), pero es principalmente desarrollada en su obra El capital (1867-1883), compuesta por tres tomos oficiales y un cuarto tomo editado de manera póstuma bajo el nombre de Teorías sobre la plusvalía (1905-1910).

Partiendo de una crítica a las teorías de los principales representantes de la economía clásica, Adam Smith y David Ricardo, Marx desarrolla su teoría laboral del valor con la finalidad de «descubrir la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna», es decir, de la sociedad capitalista.​ Basado en los conceptos «fuerzas productivas» y «relaciones de producción», Marx y Engels sostuvieron que la forma de organización de la actividad económica en una sociedad, o «modo de producción», determinan las relaciones de intercambio (ver Ley del valor). El modo de producción capitalista, frente al esclavista y al feudalista, se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción, la contradicción entre el trabajo asalariado y el capital; la maximización del beneficio y por la producción de mercancía a gran escala para un mercado que determina sus precios.

Debido a esto, Marx empieza con un análisis de la «mercancía» (un bien replicable útil e intercambiable) y su «valor» (sustancia común que permite su intercambio). Siguiendo a Smith y Ricardo, Marx distingue entre «valor de uso» (propiedad material que satisface una necesidad humana) del «valor de cambio» (proporción por la que se cambia una mercancía por otra de distinta utilidad, por ejemplo: 1 chaqueta = 20 varas de lienzo). El valor de uso difiere en cualidad y el valor de cambio en cantidad. Una mercancía debe tener valores de uso para otros, valores de uso sociales, para poder ser intercambiada. Marx también señala el carácter dual del trabajo cuando crea un valor de uso, «trabajo concreto», de un valor de cambio, «trabajo abstracto». Este último es abstraído de toda utilidad como «gasto productivo» y se materializa como valor en cuanto expresión de la misma unidad social en el igual intercambio de mercancías, el cual en el modo de producción capitalista se mide en el «tiempo de trabajo socialmente necesario».

Un valor de uso o un bien, por ende, sólo tiene valor porque en él está objetivado o materializado trabajo abstractamente humano. ¿Cómo medir, entonces, la magnitud de su valor? Por la cantidad de «sustancia generadora de valor» -por la cantidad de trabajo- contenida en ese valor de uso. La cantidad de trabajo misma se mide por su duración, y el tiempo de trabajo, a su vez, reconoce su patrón de medida en determinadas fracciones temporales, tales como hora, día, etcétera. […] El trabajo sastreril y el textil son elementos constitutivos de los valores de uso chaqueta y lienzo merced precisamente a sus cualidades diferentes; son sustancia del valor chaqueta y del valor lienzo sólo en tanto se hace abstracción de su cualidad específica, en tanto ambos poseen la misma cualidad, la de trabajo humano. […] El hecho de que una clase de mercancías, como las chaquetas, sirva de equivalente a otra clase de mercancías, por ejemplo el lienzo […] en modo alguno significa que esté dada la proporción según la cual se pueden intercambiar chaquetas y lienzos. Como está dada la magnitud del valor del lienzo, esa proporción dependerá de la magnitud del valor de la chaqueta. […] (L)a magnitud del valor de la chaqueta quedará determinada, como siempre, por el tiempo de trabajo necesario para su producción, independientemente, pues, de la forma de valor que revista.
K. Marx El Capital, Libro primero, Volumen I, Sección I, Cap. I, La Mercancía.
El obrero incorpora al objeto de trabajo un nuevo valor mediante la adición de una cantidad determinada de trabajo, sin que interesen aquí el contenido concreto, el objetivo y la naturaleza técnica de su trabajo. Por otra parte, los valores de los medios de producción consumidos los reencontramos como partes constitutivas del valor del producto […] Dicha transferencia ocurre durante la transformación del medio de producción en producto, al efectuarse el proceso laboral.
K. Marx El Capital, Libro primero, Volumen I, Sección I, Cap. IV, Capital constante y capital variable.

La «forma de valor» en que se representa en las mercancías depende de su contexto histórico. En el capitalismo se produce un valor de uso que no se consume inmediatamente, sino que se produce para otros y tiene un valor de cambio, una magnitud entre mercancías, que se intercambian por «dinero», que es una medida de valor que se usa equivalente general, y que su valor medio se determina de forma más concreta en el «precio».​ Marx sostenía que el dinero en efectivo también es una mercancía y supuso por simplicidad que el oro se usa convencionalmente como dinero porque incorpora una gran cantidad de trabajo en una forma pequeña, duradera, que es conveniente. El papel moneda es una representación del oro o la plata, casi sin valor propio pero mantenido en circulación por decreto estatal.

El oro deviene dinero real porque las mercancías, a través de su enajenación generalizada, lo convierten en la figura de uso efectivamente enajenada o transformada de ellas mismas, y por tanto en su figura efectiva de valor.
K. Marx El Capital, Libro primero, Volumen I, Sección I, Cap. III, El dinero, o la circulación de las mercancías.

Marx asume en el primer volumen de El capital que los precios son iguales al valor «como consecuencia de la total uniformidad de la composición orgánica de capital». Sin embargo señala que «veremos en el Volumen III que, incluso en el caso de precios medios, la suposición no puede hacerse de esta manera tan simple».​ Ya en anteriores textos, Marx afirmaba que el valor y el precio, no son equivalentes porque el último «está determinado por la relación entre la oferta y la demanda».​ Sin embargo, cuando «la oferta y la demanda se equilibran (equilibrio económico) y dejan, por tanto, de actuar, el precio de una mercancía en el mercado coincide con su valor real (precio natural)».​ También en el segundo volumen, Marx «transita desde un modelo unisectorial hacia otro bisectorial, donde las composiciones orgánicas de capital del sector I y el sector II difirieren como consecuencia de la especialización productiva de cada uno de ellos».

La forma directa de la circulación mercantil es una conversión de mercancía en dinero, vender para comprar (M – D – M). Paralelamente, se encuentra la conversión de dinero en mercancía y reconversión de mercancía en dinero, comprar para vender (D – M – D). En la primera, el dinero se gasta para obtener bienes de uso. En el segundo se invierte con el objetivo de obtener ganancias. El dinero en circulación se ajusta a ese último tipo de circulación, se transforma en «capital» (trabajo acumulado en dinero para producir ganancias). Pero la circulación o el intercambio de mercancías no crea ningún valor. Marx describe la explotación del proletariado por parte de la burguesía mediante la acumulación de capital y el libre usufructo de las beneficio económico que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su «capacidad de trabajo» o «fuerza de trabajo», la cual es capaz de crear valores en las mercancías, durante su jornada laboral a través de los conceptos de «plustrabajo», «plusproducto» y «plusvalor».

Al comprar la fuerza de trabajo del obrero y pagarla por su valor, el capitalista […] el derecho a servirse de ella o a hacerla trabajar durante todo el día o toda la semana. […] Tomemos el ejemplo de nuestro hilador. Veíamos que, para reponer diariamente su fuerza de trabajo, este hilador necesitaba reproducir diariamente un valor de tres chelines, lo que hacia con su trabajo diario de seis horas. […] Y el capitalista, al pagar el valor diario o semanal de la fuerza de trabajo del hilador, adquiere el derecho a usarla durante todo el día o toda la semana. Le hará trabajar, por tanto, supongamos, doce horas diarias. Es decir, que sobre y por encima de las seis horas necesarias para reponer su salario, o el valor de su fuerza de trabajo, tendrá que trabajar otras seis horas, que llamaré horas de plustrabajo, y este plustrabajo se traducirá en una plusvalía y en un plusproducto.
K. Marx (1865) Salario, precio y ganancia.

Entonces, la propiedad privada capitalista presupone «el aniquilamiento de la propiedad privada que se funda en el trabajo propio, esto es, la expropiación del trabajador».​ La expropiación del plusvalor está legitimada en la venta voluntaria del trabajador «libre» de dicha capacidad como una mercancía por el precio para su reproducción (es decir, sus medios de subsistencia habituales) al no tener el derecho de los medios de producción.​ Esta proceso se originó de la violenta destrucción de las formas tradicionales de propiedad de los campesinos europeos, vinculado a su vez con la colonización de América y las Indias Orientales (Véase: «Acumulación originaria»).

Marx diferenció entre el «capital constante» (gasto de los medios de producción) y el «capital variable» (gasto de la fuerza de trabajo). La suma de estos dos es igual al «capital adelantado» total para la producción, y si se suma el plusvalor, «capital valorizado» o «valor del producto».​ La «tasa de plusvalía» es definido como el volumen de la plusvalía producida dividido por el capital variable. También diferenció entre «plusvalía absoluta» (el aumento de la jornada laboral) y «plusvalía relativa» (la reducción de las horas de trabajo necesarias para cubrir los gastos de producción).​ En el tercer tomo de El capital, Marx concluye que en un ciclo productivo la «tasa de ganancia» es la relación entre el plusvalor obtenido y el capital adelantado.

La fórmula general del capital es D – M – D’ ;​ es decir, que se vuelca a la circulación una suma de valor para extraer de ella una suma de valor mayor. El proceso que genera esa suma de valor mayor es la producción capitalista; el proceso que la realiza es la circulación del capital. El capitalista produce la mercancía […] no por su valor de uso ni para su consumo personal. El producto que interesa en realidad al capitalista no es el propio producto palpable, sino el excedente de valor del producto por encima del valor del capital consumido en él. […] Sólo puede transformar en valor mayor el valor del capital variable que adelanta, si lo intercambia por trabajo vivo, si explota trabajo vivo. Pero sólo puede explotar el trabajo, si adelanta al mismo tiempo las condiciones para la efectivización de ese trabajo […]
K. Marx El Capital, Libro tercero, Sección I, Cap. II, La tasa de ganancia.

Según Marx, la productividad del trabajo ha tendido a aumentar en el capitalismo. A consecuencia, el valor de una mercancía tiende a disminuir, porque se reduce el tiempo de trabajo necesario para hacerla. Esto significa que los medios de subsistencia se vuelven más baratos; por tanto, el valor de la fuerza de trabajo se reduce, aumentándose la plusvalía y reduciéndose el salario. Además, el avance tecnológico tiende a aumentar la cantidad de capital para iniciar un negocio, resultando en un creciente gasto en capital constante en oposición al capital variable.​ Marx concluyó que esta tendencia inherente del capitalismo lleva hacia crisis cíclicas de sobreproducción,​ pues al no poder el proletariado adquirir dichos artículos debido a su situación económica, el burgués es incapaz de producir ganancias (Véase «Tendencia decreciente de la tasa de ganancia»).

Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de la sociedad burguesa toda. […] En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. […] Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. […] ¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo violentamente una gran masa de fuerzas productivas y conquistándose nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para precaverlas.
K. Marx y F. Engels (1848) Manifiesto comunista, Burgueses y proletarios

El concepto de alienación vuelve a aparecer con fuerza en El capital bajo el concepto de «fetichismo de la mercancía»,​ que sería «la visión errónea de que el valor de una mercancía es intrínseco»​ y una forma de explicar la incapacidad psicológica de percibir las relaciones de producción de una mercancía. Por eso, «el dinero es la mercancía absolutamente alienable, porque son todas las demás mercancías despojadas de su forma, producto de su alienación universal».

El carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores
K. Marx El Capital, Libro primero, Volumen I, Sección I, Cap. I, La Mercancía.

Fuente: Wikipedia

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