Legado de Marx
El legado del pensamiento de Marx se ha disputado entre numerosas tendencias, cada una de las cuales se ve a sí misma como el intérprete más preciso de Marx. Las obras de Marx han inspirado a numerosas organizaciones políticas comprometidas en superar el capitalismo. Estas tendencias incluyen el leninismo, el marxismo-leninismo, el trotskismo, el maoísmo, el luxemburguismo y el marxismo libertario. Varias corrientes también se han desarrollado en el marxismo académico, a menudo bajo la influencia de otros puntos de vista: marxismo estructuralista, marxismo histórico, marxismo fenomenológico, marxismo analítico, marxismo humanista, marxismo occidental y marxismo hegeliano.
Desde una perspectiva académica, el trabajo de Marx contribuyó al nacimiento de la sociología moderna junto con Émile Durkheim y Max Weber. El análisis de Marx se ha convertido en una de las estructuras teóricas de la ciencia social como las de Thomas Malthus, Herbert Spencer o Vilfredo Pareto. Ha sido citado como uno de los tres maestros del siglo XIX de la «escuela de la sospecha» junto a Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud. Sus doctrinas son en algunos aspectos predarwinianas. Marx afirma que El origen de las especies constituye “el fundamento histórico-natural de nuestra concepción”. En El Capital, Marx cita dos veces a Darwin donde concluye que “se debe escribir una historia de la tecnología como la que Darwin ha escrito en el mundo natural sobre la formación de los órganos animales y vegetales”.
Políticamente, el legado de Marx es más complejo. A lo largo del siglo XX, las revoluciones en docenas de países se autodenominaron «marxistas», especialmente la revolución rusa, que condujo a la fundación de la Unión Soviética. Principales líderes mundiales, incluidos Vladimir Lenin, Mao Zedong, Fidel Castro, Salvador Allende, Josip Broz Tito, Kwame Nkrumah, Jawaharlal Nehru, Nelson Mandela, Xi Jinping, Jean-Claude Juncker y Thomas Sankara han citado a Marx como una influencia. Más allá de donde tuvieron lugar las revoluciones marxistas, las ideas de Marx han informado a los partidos políticos de todo el mundo.249 En países asociados con algunas afirmaciones marxistas, algunos eventos han llevado a opositores políticos a culpar a Marx por millones de muertes, pero la fidelidad de estos variados revolucionarios, líderes y partidos al trabajo de Marx es muy controvertida y ha sido rechazada por algunos marxistas.
Por una parte, habría que señalar la interpretación que han realizado los leninistas, partidarios de que una vanguardia del proletariado, organizada en un partido revolucionario preparado si es necesario para trabajar en la clandestinidad, empuje a la clase obrera a hacerse con el poder mediante la fuerza insurreccional de las masas, para así derrocar a sus antiguas clases opresoras y dominantes, la burguesía y la aristocracia, expropiándolas de su control sobre el aparato del Estado y los medios de producción, y procediendo a la construcción de un Estado obrero que, además de instituir a aquella como clase dominante, le permita avanzar hacia el socialismo —sociedad altamente igualitaria y solidaria, sobre la base de la democracia obrera y la propiedad social sobre los medios de producción, y un fuerte desarrollo productivo y cultural, con una economía planificada capaz de suplir holgadamente las principales necesidades mayoritarias— y la desaparición de la división de la sociedad en clases, hasta llegar al comunismo —sociedad sin clases sociales y sin Estado, basada en un altísimo nivel de civilización—.
Por otra, la que realiza la socialdemocracia, en sus orígenes contraria a la táctica revolucionaria y partidaria de avanzar hacia el socialismo a través de progresivas reformas parlamentarias (hay que decir que la mayoría de partidos socialdemócratas han ido poco a poco reformando sus planteamientos, hasta aceptar la economía de mercado). Otros teóricos, como los del comunismo consejista son partidarios de la toma del poder por parte de la clase obrera autoorganizada y no por parte de un partido.
Ahora es común distinguir entre el legado y la influencia de Marx específicamente del legado y la influencia de aquellos que han moldeado sus ideas con fines políticos. Según el historiador económico Albrecht Ritschl de la Escuela de Economía de Londres «Marx sigue siendo relevante como filósofo político (…) muchos buscan inspiración en él para sus propias luchas». El politólogo e historiador Isaiah Berlin declaró sobre él: «es polémico, provocativo y maravillosamente legible, al mismo tiempo que altamente informativo y siempre racional y claro».
En 2013, el Manifiesto Comunista se registró en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO junto con el primer tomo de El Capital.
Conmemoraciones
En mayo de 2018, para conmemorar el bicentenario de su nacimiento, una estatua de 4,5 m de él realizada por el destacado escultor chino Wu Weishan y donada por el gobierno chino fue presentada en su lugar de nacimiento de Tréveris. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, defendió la memoria de Marx, diciendo que hoy Marx «representa cosas de las que no es responsable y que no causó porque muchas de las cosas que escribió fueron redactadas en sentido contrario». En 2008 se hizo Marx Reloaded, un documental que examina de qué modo las ideas de Marx pueden ayudarnos a entender la crisis económica, escrito y dirigido por Jason Barker y protagonizada por Slavoj Zizek, Jacques Rancière, Antonio Negri y Michael Hardt. Marx también fue un personaje interactuable en el videojuego Assassin’s Creed: Syndicate.
En 2017, se conmemoró el segundo centenario con la obra teatral Young Marx en el Bridge Theatre de Londres y con la película El joven Karl Marx, donde Marx, su esposa Jenny Marx y su colaborador Friedrich Engels, entre otros revolucionarios e intelectuales anteriores a las revoluciones de 1848 crean un nuevo movimiento político para reformar y unir a los trabajadores empobrecidos, creando la Liga Comunista y publicando El Manifiesto Comunista. Recibió buenas críticas tanto por su precisión histórica como por su brío en el trato con la vida intelectual.
Críticos de Marx
La importancia de Karl Marx en el panorama intelectual y político del siglo XIX, y de su legado en el siglo XX, han provocado numerosas críticas a su obra y su persona. En el siglo XIX, las principales críticas provenían de intelectuales y organizaciones del movimiento obrero que sostenían posturas políticas distintas a las de Marx. Entre otros, Bakunin, anarquista y rival en la inspiración de La Internacional, consideraba que el objetivo de los marxistas era «un poderoso estado centralizado.» Proudhon, teórico anarquista del socialismo libertario mutualista, consideró que el proyecto de la sociedad comunista conduce a una «dictadura por todas partes».
Durante el último tercio del siglo XIX y, sobre todo durante el siglo XX, la fuerza del marxismo en los ambientes intelectuales y organizaciones políticas de todo el mundo hizo que numerosos pensadores conservadores y liberales intentasen refutarlo. Algunas críticas se centran en elementos concretos de la obra de Marx, mientras otras se oponen a alguna de las versiones del canon marxista elaborado por las organizaciones políticas y los intelectuales socialistas o comunistas. Finalmente, diversos autores de orientación centrista y socialdemócrata han hecho profundas reflexiones críticas de las bases filosóficas del marxismo, como Habermas, Hannah Arendt, Anthony Giddens.
Poco después de la muerte de Marx, el economista austríaco Böhm-Bawerk, que contribuyó de forma destacada al desarrollo de la Escuela Austriaca de Economía, publicó varios ensayos sobre el marginalismo y el subjetivismo del valor, entre ellos La conclusión del sistema marxiano de 1896, donde propuso refutar El capital y la teoría del valor-trabajo marxista. Desde la macroeconomía, John Maynard Keynes llegaría a decir que El capital era «un manual obsoleto» al cual no solo encontraba «científicamente equivocado sino además sin interés o aplicación para el mundo moderno».
Ya en el siglo XX, Karl Popper, en La sociedad abierta y sus enemigos analizó lo que llama ‘profecías marxistas’, según su opinión desmentidas por la historia. Popper escribió también un ensayo crítico con las ‘pretensiones’ del marxismo como ciencia de la historia, considerando que incurre en lo que llama ‘historicismo’. Popper argumentó que tanto el concepto del método histórico de Marx como su aplicación son imposibles de verificar y, por lo tanto, es una pseudociencia que no puede demostrarse como verdadera o falsa. Bertrand Russell criticó como poco científico la creencia de Marx en el progreso como una «ley universal». Mario Bunge resaltó del marxismo el carácter estrechamente economicista que infravalora el papel de la política y la cultura, el hecho de confundir lógica con ontología y la adopción del utilitarismo como ética. Jean-Paul Sartre concluyó que la «clase» no era una entidad homogénea y que nunca podría montar una revolución, pero aun así continuó defendiendo las doctrinas marxistas. Karl von Scherzer consideró que la idea de fusionar el socialismo y la evolución mediante la selección natural le pareció descabellada. También el ensayo de Marx Sobre la cuestión judía de 1843 se ha interpretado como antisemitismo. Isaiah Berlin concluye que:
“Sus doctrinas cambiaron la historia, para mejor o peor […] y sus ideas han entrado en la textura del pensamiento moderno, incluso de aquellos que se oponen profundamente a él.”
Fuente: Wikipedia