Software de comunicaciones e Internet


Software de comunicaciones e Internet

El programa imprescindible para recorrer el inabarcable universo de Internet es el navegador. El más utilizado actualmente es Google Chrome, seguido a distancia de Internet Explorer (de Microsoft), Safari (Apple) y Mozilla Firefox, el único vinculado a una organización sin ánimo de lucro. Ya a mediados de la década de 1990, coincidiendo con la eclosión de la World Wide Web, la pugna por la supremacía en el campo de la navegación web abocó a Netscape Communications y a Microsoft a una lucha sin cuartel que se conoció como la «guerra de los navegadores».

La balanza se inclinó a favor de la poderosa compañía de Bill Gates, que decidió integrar Internet Explorer en la versión Windows 98 de su popular sistema operativo, pero la pesadez y deficiencias de este navegador allanaron al camino a Mozilla Firefox, muy popular en la década siguiente; posteriormente, Google aprovechó su posición dominante en Internet para lanzar Google Chrome (2008), que en pocos años pasó a liderar el ranking de los navegadores más empleados.

A diferencia de otros programas, que apenas si experimentan variaciones de una versión a la siguiente, los navegadores se han visto sometidos a un acelerado proceso de evolución y perfeccionamiento dictado por la misma naturaleza mutante del medio en que operan, Internet. Los primeros navegadores eran simples «clientes HTTP»: únicamente sabían dirigir solicitudes a los servidores bajo este protocolo y representar adecuadamente en la pantalla las páginas web recibidas, que no eran sino archivos de textos formateados mediante HTML (HiperText Markup Language). Hasta 1993 no apareció Mosaic, el primer navegador capaz de representar imágenes.

Pero desde entonces hasta nuestros días, el desarrollo de las tecnologías de servidor, el enriquecimiento del lenguaje HTML con módulos adicionales y las crecientes necesidades del medio han convertido a los navegadores en robustas herramientas capaces de penetrar en sitios web con funcionalidades ilimitadas: el comercio y la banca electrónica, la emisión en línea de música, series o película o las redes sociales ejemplifican las incontables aplicaciones y demandas a que los navegadores modernos han tenido que atender.

A lo largo de este proceso, los navegadores asumieron las funciones de otros programas que operaban bajo protocolos distintos, como los clientes de FTP para la descarga de archivos, las aplicaciones de correo electrónico (protocolos SMTP/POP) o las de chat (IRC). Muy pronto fue posible descargar ficheros desde el navegador, o crear una cuenta en sitios como Hotmail y consultar el correo electrónico desde el mismo navegador, o entrar en sitios web con chats creados en Java, sin necesidad de programas específicos.

A pesar de ello subsisten y siguen empleándose ciertos programas de comunicación directa entre usuarios, como Skype, una popular aplicación de videoconferencia que también corre el peligro de ser absorbida por iniciativas como Google Hangouts. En el ámbito de la telefonía móvil gozan de excelente salud los servicios de mensajería instantánea: aplicaciones como WhatsApp y LINE, herederas de los antiguos chats, cuentan actualmente con millones de usuarios.


 

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