Riesgos naturales de Valencia
El principal riesgo natural que sufría la ciudad de Valencia eran las inundaciones, ya que a lo largo de la historia el río Turia ocasionó varias desbordamientos e inundaciones muy graves de la ciudad. Entre todos estos desbordamientos del Turia, el más grave fue el ocurrido el 14 de octubre de 1957 con la Gran riada de Valencia, cuando se produjeron precipitaciones superiores a los 300 mm en buena parte de la cuenca hidrográfica del Turia (361 mm en Bejís, aunque esta población está ubicada en la cuenca del río Palancia), las cuales originaron dos ondas de crecida sobre Valencia, la primera de 2700 m³/s y una velocidad media de 3,25 m/s; y la segunda, más violenta, de 3700 m³/s y 4,16 m/s. Estas ondas de crecida inundaron la mayor parte de la capital valenciana, causando la muerte a más de 80 personas, además de cuantiosos daños materiales.
Tras esta riada se proyectó desviar el cauce del Turia por el sur de Valencia, con el proyecto llamado Plan Sur. Este proyecto dotaba al río de una capacidad de desagüe de 5000 m³/s,51 además de otras obras menores de regulación del río. Ante la tardanza de las ayudas por parte del gobierno tras la riada, el alcalde Tomás Trénor Azcárraga se enfrentó a Francisco Franco, el cual le destituyó. Sin embargo, con su comportamiento el alcalde logró su objetivo, ya que a partir de sus críticas se agilizaron las ayudas a la ciudad y comenzaron las obras del desvío del Turia.
Otro riesgo que suele afectar a la zona mediterránea de la península ibérica son las olas de calor y de frío. Valencia sufre cada año en los meses veraniegos varias alertas por olas de calor, las cuales son según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) un período de al menos 3 días con temperaturas anormalmente elevadas. Estas olas de calor pueden provocar los denominados golpes de calor, causantes incluso de muertes. Por el contrario, en los meses invernales el peligro viene por las olas de frío, ya que las temperaturas pueden llegar a caer puntualmente por debajo de los 0 °C. Esto se debe a la irrupción de corrientes de aire gélido procedentes del Ártico o de Siberia en el territorio valenciano. Las principales consecuencias de las olas de frío son los cortes de carreteras por placas de hielo o el peligro de hipotermia para las personas sin hogar.
El riesgo sísmico también afecta a Valencia, ya que la ciudad se encuentra en una zona de moderada peligrosidad sísmica. A lo largo de la historia Valencia ha sufrido varios terremotos, siendo unos de los más fuertes el registrado el 16 de septiembre del 2003, el cual tuvo una magnitud de 4,2 en la escala Richter, aunque ese no fue el de mayor intensidad, ya que en los años 1823 y 1904 la ciudad también sufrió sendos terremotos de intensidad 5. Hay que destacar que a lo largo de los años 2010 y 2011 se produjeron 16 terremotos, aunque todos ellos de baja intensidad, con magnitudes entre 1,5 y 2,8 en la escala Richter.
Fuente: Wikipedia