Recepción y crítica de Cincuenta sombras de Grey


Recepción y crítica de Cincuenta sombras de Grey

La novela Cincuenta sombras de Grey obtuvo reseñas mixtas por parte de la crítica. La profesora de la Universidad de Princeton, April Alliston, dijo: «Aunque no es una obra de arte literaria, Cincuenta sombras es más que un fanfiction basado en la serie de vampiros Crepúsculo».​ La revista Entertainment Weekly calificó al libro con una «B+» y lo elogió por ser «[…] único en su clase».​ Jenny Colgan de The Guardian escribió: «Es alegre, fácil de leer, tan dulce y seguro como el BDSM (bondage, disciplina, sadismo y masoquismo) erótico sin contravenir la ley de designaciones comerciales» y también elogió el libro por ser «más agradable que otros» libros de literatura erótica.​ Sin embargo, The Daily Telegraph criticó el libro como un: «empalagoso cliché», pero también escribió que la política sexual en Cincuenta sombras de Grey tendrá lectoras «discutiéndolo en los próximos años».​ Sonya Sorich, del periódico Ledger-Enquirer, describió el libro como un placer pecaminoso y escapista, «pero también se refiere a un aspecto de la existencia femenina [la sumisión femenina]. Y el reconocimiento de este hecho —incluso apreciarlo— no debería ser un motivo de culpa».​ Christine Sheehy, de The New Zealand Herald, afirmó que el libro no «va a ganar ningún premio por su prosa» y que «hay algunas descripciones sumamente atroces», pero que también es de lectura fácil y si el lector puede «postergar su incredulidad y su deseo —si se me permite la expresión— de dar una bofetada a la heroína por tener tan poco respeto por sí misma, es posible que lo disfrute».

Jenee Osterheldt, de The Columbus Dispatchbut, también criticó el libro, pero afirmó que: «A pesar de la prosa anticuada, James provoca dar vuelta a la página».​ Jessica Napier, de Metro News Canada, escribió que «fue una tortura soportar 500 páginas de diálogo interno de esta heroína, y no de la forma atractiva que se preveía»​ Jessica Reaves, del Chicago Tribune, escribió que: «el texto original no es gran literatura», y señaló que la novela está «salpicada abundante y repetitivamente con frases estúpidas», y la describió como «deprimente».​ El libro también ha sido criticado por el uso de modismos ingleses que, sintácticamente, presentan una desconexión con la voz estadounidense de la protagonista, lo que pone a prueba al diálogo.

La socióloga israelí Eva Illouz analiza el libro en su estudio Erotismo de autoyuda y se pregunta cómo es posible que se haya difundido tanto una obra que “contiene muestras de la peor escritura que he visto nunca” y presenta de modo favorable el sadomasoquismo y el sometimiento de la mujer. Su hipótesis es que sintoniza con tendencias muy promovidas en la sociedad occidental, como la reducción de la sexualidad al objeto de consumo o la creencia de que la satisfacción o el éxito –sexual en este caso– se consigue aplicando recetas (la base de la literatura de autoayuda)​. La filóloga Carmen Fragero concluye que » Fifty Shades of Grey es una novela popular y, como tal, continúa perpetuando los códigos estereotipados […]. No consigue, pues, individualizarse como creación literaria única de entre la masa homogénea de novelas populares que le preceden. Contiene unos patrones comunes que reconfortan a un lector que busca evadirse de la realidad por medio de una lectura fácil. La novela no presenta “vacíos de información” que posibiliten al lector desplazarse a espacios abiertos, lúdicos y connotativos».


​Fuente: Wikipedia

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