Inmigración en España


La inmigración en España es un fenómeno relativamente reciente, pero de grandes repercusiones económicas, demográficas y sociales. En 2020, la población extranjera en España representaba un 11,35% de la población.​ Por origen, los principales grupos nacionales presentes en España en 2021, según el INE, procedían de Marruecos —el colectivo inmigrante históricamente más numeroso— con 775 936 individuos, Rumanía (658 773), Reino Unido (313 948), Colombia (297 934) e Italia (280 152). Aunque no tan numerosas como los anteriores, son también relevantes las comunidades procedentes de Venezuela, China y Alemania.​ Por continentes, los extranjeros residentes proceden fundamentalmente de Iberoamérica —consecuencia de sus fuertes lazos históricos—, Europa —especialmente de países de la UE, cuyos habitantes gozan de libertad de movimientos— y el norte de África.

España fue durante los siglos xix y xx un país de emigrantes, que se dirigieron principalmente a América —casi cinco millones de españoles solo entre 1881 y 1959—​ y países vecinos de Europa Occidental —desde la segunda mitad del siglo xx—, unos flujos migratorios que no finalizaron hasta bien entrada la década de 1970. Las oleadas de inmigración a España comenzaron en la década de 1990, pero vivieron su punto álgido en la década de 2000, cuando la población extranjera en España ascendió a cerca de seis millones de personas —los extranjeros representaban el 12,2 % de la población en 2010, cuando en el año 2000 apenas superaban el 2 % y no alcanzaban el 1 % en 1990. En la década de 2010 se tendió a una moderación y estabilización de la población extranjera residente en España, debido a la crisis económica de principios de la década —el saldo migratorio exterior de extranjeros fue negativo entre 2011 y 2014— y a la naturalización de la población extranjera —solo en 2014 más de 200 000 extranjeros residentes adquirieron la nacionalidad española—.​ Algunos estudios contradicen las cifras oficiales del INE y concluyen, entre otros datos, que la población inmigrante en España es muy superior a los datos oficiales, situándose en 6,4 millones en 2018 —cuando según el INE ese año había censados 4,8 millones—;​ ese mismo año los inmigrantes superaban el 20 % del conjunto de los trabajadores de entre 20 y 45 años de edad.​ Oficialmente la inmigración legal hacia España está severamente restringida y se limita a las necesidades laborales contenidas en el Catálogo de Puestos de Difícil Cobertura, sin embargo, la mayoría de inmigrantes ingresan al país por otras vías, aunque solo una proporción residual lo hace forma ilegal. Los inmigrantes en España también se caracterizan por sufrir mayores índices de desempleo y pobreza que la población general.


 

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