Impacto de la pandemia del coronavirus COVID-19


Impacto de la pandemia del coronavirus COVID-19

Impacto sanitario del coronavirus

El colapso sanitario de 2020 es el desbordamiento acaecido en los sistemas hospitalarios de diversos países del mundo a raíz de la pandemia de COVID-19.​ El virus ha puesto tales sistemas al límite, provocando que se vieran sobrepasados y paralizados, especialmente por insuficiencia de la infraestructura, el personal y los medios necesarios para afrontar las circunstancias epidemiológicas. La misma Organización Mundial de la Salud informó de que las muertes por enfermedades tratables pueden «aumentar drásticamente»,​ el colapso también afecto a otros campos como la sobrepoblación en campo santos y la saturación de los servicios funerarios.

Uno de los principales puntos que mostraron el colapso, fue el desbordamiento de cadáveres en calles de Wuhan (China),​ Guayaquil y Quito (Ecuador),​ así como la excavación de fosa comunes, morgues provisionales y sepulturas e incineraciones en masa en países como Estados Unidos, Brasil,​ Italia​ e Irán.​ En el continente americano los sistemas de salud ya se encontraban en una frágil crisis por la epidemia de dengue de 2019-2020 según la Organización Panamericana de la Salud, que continúa paralelamente a la pandemia de coronavirus.

Salud mental

Salud mental durante la pandemia de COVID-19

La salud mental durante la pandemia de enfermedad por coronavirus se ha visto afectada alrededor del mundo. El COVID-19 está impactando los trabajos e ingresos de las personas, también afectando su capacidad social, la confianza puesta en personas e instituciones, causando así también, un largo plazo de ansiedad, estrés y preocupación.

Especialmente en las mujeres, la pandemia está impactando negativamente en su salud física y mental. Esto se debe a su continua exposición al contagio. Por ejemplo, una de las medidas propuestas para evitar el contagio es la suspensión de las clases durante al menos 14 días. Al suceder esto, los niños tienen que permanecer en casa y la mayoría de las personas que se ocupan de ellos son mujeres, ya sean sus propias madres o las cuidadoras contratadas.

Lo mismo sucede con el cuidado de personas con patologías o ancianos, deben ser supervisados por otras personas de las cuales el 64% suelen ser mujeres.

Es necesario prestar atención y tomar medidas para prevenir problemas de salud mental y el síndrome postraumático, especialmente en mujeres, se ha convertido ya en una necesidad.

Un estudio alemán afirmó que las mujeres que teletrabajan dedicaban tres horas más al cuidado de sus hijos que las que trabajaban de forma presencialmente. Sin embargo, los resultados en los hombres eran muy diferentes, pues aunque trabajasen desde casa dedicaban más tiempo al trabajo. Especialistas apuntan a que esta tendencia se debe a que nuestra sociedad sigue asociando a las mujeres a las labores de cuidados, aunque sea de forma inconsciente.

Tradicionalmente, las mujeres siempre se han encargado de cuidar a los hijos e hijas. Paradójicamente, desde el inicio de la pandemia esta situación de desigualdad se ha agravado aún más ya que varios estudios, como el del British Social Attitude Survey,  demuestran que las mujeres que trabajan desde casa se ocupan más del cuidado de los niños que las que trabajan fuera. Esto implica mucha responsabilidad ya que están a cargo de su salud mental y la de todos los convivientes.

Impacto sobre otras enfermedades respiratorias

Al propagarse la pandemia por el hemisferio norte, la epidemia anual del gripe terminó abruptamente. En el hemisferio sur, prácticamente no hubo epidemia de gripe en 2020, durante el invierno austral (junio-septiembre). También se ha observado una fuerte disminución de casos de infección por virus sincitial respiratorio. No están claras las causas pero se atribuye a la disminución del tráfico internacional de pasajeros, al uso de mascarillas y a las medidas de distanciación social.

Socioeconómico

Impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19

El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19, es una grave crisis mundial que inició a principios del año 2020, primeramente en China, y luego en todo el mundo, causado principalmente por la expansión de la enfermedad COVID-19. La pandemia de COVID-19 ha provocado, entre otras cosas, un impacto socioeconómico a nivel global. La alta circulación viral y rapidez de propagación del virus, así como las medidas impuestas por los Gobiernos con el fin de controlar la enfermedad para evitar un colapso sanitario, ha afectado severamente a la economía de los países, así como al estilo de vida de sus ciudadanos.​ Se ha dado lo que se conoce como «Exceso de mortalidad» en varios países del mundo debido a la COVID-19.

Esta crisis, a veces llamada el Gran Encierro, el Gran Confinamiento, la Coronacrisis o la crisis económica por coronavirus, está causando la mayor recesión mundial de la historia.​ Esta crisis ha causado la caída del mercado de valores de 2020, un fuerte aumento del desempleo, el colapso de la industria del turismo, el colapso de la industria hotelera, el colapso de la industria de la aviación, el colapso del precio del petróleo, el colapso de pequeñas empresas, la desestabilización y colapso de la industria energética, el aumento de la deuda pública, el aumento de la desigualdad económica entre ricos y pobres, el cierre masivo de escuelas, el aumento de la desigualdad de aprendizaje educativo entre ricos y pobres, una gran desaceleración de la actividad del consumidor, una crisis de liquidez del mercado, la suspensión masiva de eventos culturales, artísticos, deportivos, religiosos, políticos, entretenimientos, entre otros eventos; así como grandes protestas y disturbios alrededor del mundo.

Durante los primeros meses, cuando la epidemia se limitaba casi exclusivamente a China, se produjo escasez generalizada de productos farmacéuticos,​ electrónicos  ​y otros productos manufacturados debido a la paralización de numerosas fábricas en China.​ En ciertas localidades (en particular en Italia y Hong Kong)​ se observaron compras de pánico y la consiguiente escasez de comida y otros artículos esenciales de abastecimiento.​ La caída de la demanda de materias primas por el parón de actividad en China primero y luego en el resto del mundo llevó a fuertes caídas de precios, en particular del petróleo, lo cual perjudicó a los países y empresas productores. El miedo de los inversores les llevó a refugiar su dinero en valores considerados seguros, en particular la deuda pública de los países percibidos como más solventes. De manera colectiva, los empleos destruidos representan más de una cuarta parte de todos los puestos de trabajo en estas economías. A medida que las empresas pierden ingresos, el desempleo aumenta considerablemente, lo que transforma una perturbación en la oferta sobre una perturbación en la demanda aún más extensa para la economía.

Los mercados bursátiles mundiales empezaron a caer fuertemente el 24 de febrero de 2020 debido al aumento significativo en el número de casos de COVID-19 fuera de China continental.​ Para el 28 de febrero de 2020, los mercados bursátiles de todo el mundo acumulaban los mayores descensos de una semana desde la crisis financiera de 2008.​ Algunos comentaristas llamaron a esta caída un «cisne negro»,​ si bien el inventor del concepto de cisne negro no está de acuerdo con la etiqueta porque considera que una pandemia como la de COVID-19 era altamente probable.​ Las fuertes caídas prosiguieron las semanas siguientes, con fuertes bajadas el 9 de marzo y el 12 de marzo.

A mediados de marzo la gravedad de la crisis obligó a intervenir a los gobiernos y a los bancos centrales de muchos países, a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso de la economía Los mercados bursátiles rebotaron rápidamente debido a la intervención de los bancos centrales de las principales potencias financieras, que inundaron de liquidez el sistema y redujeron fuertemente los tipos de interés. El índice estadounidense S&P500 recuperó su valor anterior a la pandemia en junio ​ y en noviembre se batió el récord de subida mensual en las principales bolsas del mundo.​ Además de las acciones, también subieron fuertemente otros activos como el oro ​ y las criptomonedas.​ Los mercados de Estados Unidos y de Alemania terminaron el año en máximos históricos, mientras que los de otros países como el Reino Unido y España cerraron 2020 con fuertes pérdidas.​ Las principales fortunas del mundo vieron aumentar su patrimonio alrededor de un 24% a lo largo del año.

A medida que se propagaba la pandemia, se cancelaban o posponían las conferencias y eventos mundiales en tecnología, moda, deportes, entre otros.​ En España los sectores económicos más afectados por las restricciones serán probablemente aquellos en los que la mayoría de trabajadores son mujeres, como son la hostelería, el turismo o la  peluquería. A diferencia de la situación durante la crisis, en el que el sector de la construcción, más masculinizado, fue el más afectado. Por lo tanto, muchas mujeres quienes ya sufrían unas condiciones precarias perderán su empleo. Además, la limitación del transporte público ha afectado mayormente a las mujeres, ya que hay un gran porcentaje de ellas que utilizan el transporte público como único medio de transporte.

Mercado de valores

Colapso del mercado de valores de 2020

El colapso del mercado de valores de 2020 fue un colapso global del mercado de valores que ocurrió entre febrero y abril de 2020, durante el inicio de la pandemia de coronavirus de 2020.

El promedio industrial Dow Jones, el índice S&P 500 y el NASDAQ-100 cayeron en una corrección el 27 de febrero durante una de las peores semanas de negociación desde la crisis financiera de 2007-08. Los mercados durante la semana siguiente (del 2 al 6 de marzo) se volvieron extremadamente volátiles, con oscilaciones del 3 % o más por sesión diaria (excepto el 6 de marzo).​ El 9 de marzo, los tres índices de Wall Street cayeron más del 7 % y la mayoría de los mercados mundiales reportaron severas contracciones, principalmente en respuesta a la guerra de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudí.​ Esto se conoció coloquialmente como Lunes Negro (Black Monday en inglés), y fue la peor caída desde la Gran Recesión en 2008.​ Tres días después del Black Monday hubo otra caída, Jueves Negro (Black Thursday en inglés), donde las acciones en Europa y América del Norte cayeron más del 9 %. Wall Street experimentó su mayor caída porcentual en un solo día desde el Lunes Negro de 1987, y el FTSE MIB cayó casi un 17 %, convirtiéndose en el mercado más afectado durante el Jueves Negro.

A mitad de marzo la gravedad de la crisis obligó a intervenir a los gobiernos y a los Bancos Centrales a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso definitivo de la economía.

Financiero

Impacto financiero de la pandemia de COVID-19

La crisis financiera asociada con la pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020 tiene un impacto amplio y severo en los mercados financieros, incluidos los mercados de acciones, bonos y materias primas (incluidos el petróleo crudo y el oro). Los principales eventos incluyeron una guerra de precios del petróleo descrita entre Rusia y Arabia Saudita después de no alcanzar un acuerdo con la OPEP+ que resultó en un colapso de los precios del petróleo crudo y el colapso del mercado de valores en marzo de 2020. Los efectos sobre los mercados son parte de la recesión del coronavirus y entre los muchos impactos socioeconómicos de la pandemia.

Aviación

Impacto en la aviación de la pandemia de COVID-19

La pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020 ha tenido un impacto significativo en la industria de la aviación debido a las restricciones de viaje resultantes así como por la reducción de la demanda de vuelos. Lo anterior ha ocasionado que los aviones vuelen vacíos entre aeropuertos, se hayan cancelado vuelos, se hayan cerrado aeropuertos y que la gran mayoría de aviones se encuentren en tierra. Las aerolíneas han jugado un papel directo en la forma en que la enfermedad COVID-19 se propagado alrededor del mundo.

De acuerdo al cuarto informe de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo del 14 de abril de 2020, se estima una reducción de ingresos del 55 % a nivel global para el 2020 por venta de pasajes. ​Los fabricantes de aviones y los operadores de aeropuertos también han despedido empleados. Según algunos comentaristas,​ la crisis resultante es la peor jamás encontrada en la historia de la aviación.

Transporte

Impacto de la pandemia de COVID-19 en el transporte público

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en el transporte público. El uso del transporte público también ha ayudado a propagar mayormente la COVID-19.​ No obstante, las empresas de los diferentes medios de transporte, ya sea por disposiciones legales o por iniciativa propia, han tomado medidas a fin de evitar al máximo los contagios, limitando el aforo por asientos o metro cuadrado, además de realizar desinfecciones periódicas con elementos como radiación ultravioleta (UV), generadores de ozono y oxígeno activo, además de la utilización de sustancias químicas que debilitan o destruyen al virus.

Empresas como Apple y Google han proporcionado informes en tendencias de movilidad, rastreando la posición geográfica de dispositivos móviles para comparar los traslados en transporte público, privado, y a pie, en las principales ciudades de diferentes países. Con esta información se puede obtener gráficos para comparar de manera visual el modo en que se ha visto impactada la movilidad a raíz de la pandemia. En el caso de Apple, los datos se han generado desde el 13 de enero de 2020, fecha que se consideró como punto de referencia, a partir de la cual se comparan las fechas subsecuentes, reduciéndose la movilidad para el día 29 de octubre de 2020 a un 34% de la que se tuvo el 13 de enero, manejando en la Ciudad de México, por nombrar un ejemplo.

Desigualdad de género

Diversos estudios han señalado cómo el comienzo de la pandemia de la COVID-19 ha aumentado las desigualdades de género, un hecho que ha afectado al papel de la mujer en todos los ámbitos.

En el mundo laboral, debido al estigma social de que las labores no remuneradas deben recaer sobre las mujeres, estas se han visto obligadas a combinar el teletrabajo con el desarrollo de las tareas domésticas y los cuidados de personas dependientes, lo que ha incrementado el número de horas de trabajo en sus jornadas laborales. Además, muchas mujeres trabajan en lo que se conoce como economía sumergida y, a consecuencia de las medidas de prevención, han perdido sus puestos de trabajo y no pueden recibir las ayudas estatales.

Por otro lado, muchas mujeres y niñas víctimas del maltrato han tenido que convivir con sus agresores físicos, emocionales y sexuales. Esto se debe sobre todo a la dependencia económica y a las dificultades para denunciar que han provocado e incrementado las nuevas medidas de confinamiento y aislamiento social. Los estudios del Centro de Investigaciones y Estudios de Género en México reflejan que la violencia de género, en pareja y en el ámbito familiar, se vio incrementada durante la pandemia y el confinamiento de 2020 en la Ciudad de México, según las cifras registradas en la base de datos de la compañía telefónica de Locatel y en relación a las llamadas realizadas a “Línea Mujeres”. El segundo trimestre fue el más significativo en cuanto a la violencia de género, inferior a la violencia familiar que se había estado registrando en el primer trimestre. Sin embargo, el número total de llamadas es superior al de los otros tres trimestres. Y aunque los datos mejoran en el tercer y cuarto trimestre, sigue sin haber una disminución considerable en la violencia hacia las mujeres. Las llamadas al 911 también reflejan la violencia de género durante la crisis sanitaria y revelan que el tercer trimestre fue sin duda, el más significativo, aunque existe una disminución en el cuarto trimestre.

En el ámbito académico, las mujeres también han sufrido bastantes dificultades. Según algunos artículos, la pandemia ha agrandado la brecha ya de por sí latente en la sociedad, debido a que las responsabilidades familiares de los docentes han aumentado en casa. Las mujeres docentes, de esta forma, se están viendo más afectadas que los hombres debido a los roles de género que históricamente a ambos se les ha impuesto dentro de la estructura familiar tradicional. En una encuesta, más del 50% de las mujeres con responsabilidades familiares respondieron que se encargaban ellas solas de la enseñanza de sus hijos o de ayudar a algún familiar con dependencia, mientras que en el caso de los hombres solo el 8% afirmaban que en su casa ocurriera este hecho. Además, muchas mujeres, dentro del ámbito académico, denuncian haber trabajado más horas (al menos 50 horas a la semana, mientras que las remuneradas son solamente 35) de las que tenían por contrato y que, a pesar de este aumento de las horas, sus horas disponibles para la investigación se han visto reducidas, aunque, en teoría, estas deberían consistir el 50%.

El aumento de la utilización de internet ha causado un incremento de la violencia digital, y en especial de la violencia de género digital. Además de prácticas como la conocida como «zoombombing», mujeres y niñas sufren constantemente acoso, amenazas, ataques sexistas de troles y otras clases de violencia de género en plataformas de juegos y salas de chat. También se dan actos similares de violencia contra niños u hombres, pero la brecha digital existente entre hombres y mujeres (según varios estudios, hay menos mujeres con acceso a internet, además de que suelen tener peores competencias tecnológicas) causa que la violencia se dé mayormente contra las chicas.

También favorece que la mayoría de la Industria Digital es dirigida por hombres, al ocupar las mujeres solo un 23%.

República Dominicana

República Dominicana presenta un nivel de desigualdad muy elevado que afecta principalmente a mujeres y migrantes o descendientes de migrantes de origen haitiano.

En un periodo donde las medidas impuestas instan a quedarse en casa, la población dominicana no solo tiene que hacer frente a que no todas las viviendas están correctamente acondicionadas (aproximadamente la mitad de los hogares no cuentan con agua potable), sino que la violencia de género, que en años anteriores presentaba unos datos realmente alarmantes, podría incrementarse. Solo en el periodo de entre enero y septiembre de 2020, 43 mujeres fueron asesinadas por violencia de género (Observatorio de Seguridad Ciudadana, 2020).

La pandemia también ha afectado al entorno de trabajo de las mujeres dominicanas. Por un lado, las medidas de prevención social provocaron el despido de más de 250 mil empleadas del sector de las empleadas del hogar. Por otro lado, la situación actual también ha evidenciado otro gran problema: el elevado número de mujeres que trabajan en la denominada economía sumergida y las consecuencias que esto conlleva (aproximadamente uno de cada dos trabajadores en estas situación en Latinoamérica y el Caribe son mujeres). A su vez, pese a que el sector de cuidados desempeña un papel importante en la sociedad, en torno al 80% de los empleados de este ámbito en América Latina son mujeres no remuneradas. Esto provoca que muchas no tengan derecho a recibir las ayudas económicas del Gobierno dominicano, tras ser despedidas.

España

España es uno de los países europeos que más se ha visto afectado por la pandemia de COVID-19. Esta crisis sanitaria ha evidenciado algunos problemas en materia de igualdad de género que existen en este país, sobre todo en el ámbito laboral y, en especial, en el sector de cuidados.

En primer lugar, la mayoría de trabajadores de este sector son mujeres que, en muchas ocasiones, tienen trabajos mal remunerados o que incluso forman parte de la economía sumergida. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres no solo dedican de media tres veces más de tiempo al trabajo de cuidados que los hombres, sino que también son las que realizan más del 75% de los trabajos de cuidados no remunerados (Organización Internacional del Trabajo, 2018). Tanto en este último caso como en el de aquellas que trabajan en la economía sumergida, la crisis sanitaria causada por el coronavirus ha provocado que muchas pierdan sus puestos de trabajos, tal y como ha sucedido en la mayoría de los países. A su vez, en estos dos casos, no pueden percibir las ayudas de protección social y económica que ofrece el Gobierno español para paliar los efectos del coronavirus.

Paralelamente, cabe destacar la elevada presencia de mujeres en el ámbito sanitario, lo que ha supuesto que aproximadamente el 75% de todo el personal sanitario contagiado en España sean mujeres.

Educación

Impacto en la educación por la pandemia de COVID-19

En respuesta a la pandemia, escuelas de todo el mundo suspendieron las actividades presenciales y los estudiantes comenzaron a tomar clases en línea desde sus hogares como se ve aquí con un estudiante de México,​ país en el que la enfermedad hizo que la deserción escolar aumentara a 5,2 millones por falta de dinero o recursos.

La pandemia de COVID-19 ha afectado a los sistemas educativos en todo el mundo. Casi la totalidad de instituciones educativas de todos los niveles cancelaron sus actividades presenciales, en cumplimiento de las disposiciones adoptadas por las autoridades de los distintos países, tendientes a disminuir la propagación de la pandemia y sus consecuencias fatales.

Según un informe de UNICEF, aproximadamente, 1287 millones de alumnos, cerca de un 90% del total de estudiantes del mundo, se encontraban afectados por el cierre de las instituciones educativas para inicios de mayo del año 2020. Específicamente,182 países continuaban la interrupción total de los servicios de educación y 8 lo hacían parcialmente de modo local en distintas jurisdicciones.​ Por consiguiente, millones de niñas, niños, jóvenes y adultos tuvieron que enfrentarse a una serie de obstáculos directamente relacionados con su nivel de conocimientos en tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) para continuar recibiendo su educación de manera remota.

Según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), compartidos por el Sistema de Información de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de México, sólo el 34.4% de la población de los Estados Unidos Mexicanos sabe cómo enviar y recibir un correo electrónico. Las mismas encuestas arrojaron que, únicamente, el 36.3% sabe crear archivos de texto. ​ Siendo estas dos herramientas las más necesarias para la educación a distancia o en línea en tiempos de COVID-19.

El cierre de escuelas, en respuesta a la COVID-19, ha arrojado luz sobre diversos problemas sociales y económicos,​ incluida la deuda estudiantil,​ el aprendizaje digital,​ la inseguridad alimentaria,​ la carencia de un lugar permanente para residir, el acceso a servicios de salud,​ el acceso a internet,​ los servicios destinados a personas con alguna discapacidad,​ entre otros. El impacto ha sido especialmente negativo en las niñas y chicas jóvenes, especialmente aquellas con diversidad funcional o que viven en espacios rurales, pobres o aislados, dado que suelen abandonar los estudios antes para poder dedicarse al trabajo doméstico. Para solucionar los problemas económicos familiares, se vuelven más vulnerables al matrimonio infantil y otras formas de violencia.

En respuesta al cierre de escuelas, la UNESCO recomendó el uso de programas de aprendizaje a distancia y aplicaciones o plataformas educativas abiertas  que las escuelas y los maestros puedan utilizar para llegar a los alumnos de forma remota y limitar la interrupción de la educación.​ Por lo menos 100 países adoptaron alguna forma no presencial o digital, a fin de no interrumpir totalmente la continuidad de los procesos de enseñanza – aprendizaje. Un número similar de países optaron por mantener el cierre de los establecimientos hasta que las tasas de propagación bajaran a límites no riesgosos.

La pandemia por la enfermedad del coronavirus puede profundizar la crisis de aprendizaje global​ e incrementar significativamente el número de estudiantes afectados por «pobreza educativa». Más del 50% de los niños de países de ingresos medios o bajos se encuentran en esa situación. La desigualdad educativa ya existente puede incrementarse exponencialmente, debido a las diferencias en el acceso a elementos básicos como un escritorio donde realizar las tareas o el instrumental tecnológico, sumada a las diferencias del nivel educativo alcanzado por los padres o cuidadores, responsables en esta instancia de apoyar el proceso de aprendizaje de los niños.

Internet

Impacto en el funcionamiento de internet por la pandemia de COVID-19

El #Yomequedoencasa es originario de España y se expandió a algunos países hispanoamericanos,​ el movimiento vía redes sociales busca promover la inmovilización social para evitar el avance de la pandemia de COVID-19.

El impacto en internet de la pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020 es un fenómeno producido por el incremento de la transferencia de información por este medio. Se debe a la mayor utilización de servicios en línea, relacionados con el ocio, la enseñanza y el teletrabajo, por parte de los ciudadanos a causa de la cuarentena establecida en numerosos países.

Como consecuencia de este incremento en la transferencia de información, la velocidad y disponibilidad de internet se han visto afectadas en algunos lugares. Al mismo tiempo, algunos gobiernos y organizaciones han pedido a sus ciudadanos hacer un uso responsable de la red,​ y obtenido de los grandes distribuidores de vídeos por internet una reducción de la calidad de imagen para ahorrar ancho de banda.

Sinofobia y sentimiento antiasiático

Sinofobia y sentimiento antiasiático por la pandemia de COVID-19

La sinofobia y sentimiento antiasiático por la pandemia de COVID-19 representa un aumento de prejuicio, xenofobia y racismo contra el pueblo chino, así como otros de Asia Oriental en varias partes del mundo, especialmente en Occidente y entre naciones asiáticas.

Cuarentena, toque de queda y aislamiento

Confinamiento por la pandemia de COVID-19

La cuarentena, restricción a la movilidad nocturna y aislamiento por la pandemia de COVID-19 son las acciones generadas por los recortes de libertades decretados en varias partes del mundo, con el fin de controlar la expansión de la enfermedad del COVID-19.​

Los gobiernos nacionales o regionales ordenaron el cierre de establecimientos no esenciales, y que los ciudadanos permanezcan en sus hogares, saliendo únicamente para trabajar —si estuviese exceptuado— o para adquirir necesidades básicas (alimentos, medicinas, etc.), afectando en parte la salud mental e inclusive física, debido al cierre de gimnasios y la restricción de realizar actividades deportivas.

Ha afectado a más de la mitad de la población mundial, y ha provocado que muchas industrias, fábricas y empresas de todo tipo reduzcan su actividad habitual, trabajen en condiciones restringidas; e incluso cesen temporal o definitivamente sus actividades, especialmente en establecimientos no esenciales como ser: restaurantes, bares, centros educativos, centros comerciales, cines, negocios minoristas y toda actividad o evento que implique aglomeraciones; causando por ende un gran impacto socioeconómico en gran parte del mundo. De esta forma, la COVID-19 ha generado un descenso muy brusco del número de ocupados durante el primer semestre de 2020, más fuerte en las mujeres que en los hombres. Aunque hasta ahora se mantiene la representatividad de hombres y mujeres en los sectores en su conjunto, sí se observa un efecto composición en las mujeres ocupadas, que reducen su peso en la hostelería frente a una subida en las actividades sanitarias y de servicios sociales. Son precisamente los sectores con peor comportamiento en términos de empleo los que han aumentado en mayor medida la representatividad de las mujeres.

En cuanto a consecuencias de la cuarentena para las mujeres, por desgracia, las situaciones de emergencia, las catástrofes de origen natural o no, tienen como resultado el aumento de la violencia hacia las mujeres. El confinamiento dentro de los hogares por varios días, la frustración y el estrés por razones económicas, el aumento de la ansiedad por la sobreexposición de información en medios de comunicación y redes son factores que pueden aumentar las situaciones de violencia. Las políticas públicas de violencia basada en género deberían ya promover protocolos de actuación para esta emergencia. 

Si bien hay varios tipos de cuarentena en diferentes países del mundo (como la nacional, o la parcial: que va por ciudades y/o regiones); estas cuarentenas por lo general en principio implican un aislamiento estricto y suspensión de la mayoría de las actividades no esenciales, para luego ir desescalando o flexibilizando las medidas y retornar paulatinamente a la normalidad con las medidas de prevención, como son el distanciamiento físico, evitar aglomeraciones, la higienización de las manos, el uso de la mascarilla, entre otros.

La primera cuarentena directa por la pandemia de COVID-19 tuvo lugar en la República Popular China, cuando el gobierno ordenó el encierro de la provincia de Hubei el 23 de enero de 2020 que incluía a Wuhan, ciudad en donde apareció el SARS-CoV-2 que origina la enfermedad.

En lo que respecta al rumbo ambiental, las emisiones de gases de dióxido de nitrógeno cayeron a niveles mínimos históricos a 6 % a nivel mundial repartido entre las producciones cesadas en China y la Unión Europea.​ Provocó la caída del precio del petróleo a 1,8 millones en barriles de crudo, según Rystad Energy.​ En varios países se abrieron museos virtuales a causa del confinamiento, para distraer a la población.​ Discord registró una caída el 16 de marzo por su excesivo uso durante la pandemia.

Algunos países de Europa están viviendo la segunda oleada de casos por coronavirus en aumento desde mediados de octubre de 2020 como el caso de Francia, Países Bajos, Reino Unido, Alemania, República Checa, Eslovaquia, Malta, Rumanía, Eslovenia, Irlanda, Grecia, Italia, Austria entre otros que están tomando medidas como la restricción a la movilidad nocturna, cierre de bares, restaurantes, cines y actividades comerciales no esenciales, uso obligatorio de mascarillas, prohibición de reuniones sociales. Otros países como España están viviendo su tercera oleada.

Protestas contra las medidas de inmovilización

Protestas contra el confinamiento por la pandemia de COVID-19

Las protestas contra la cuarentena, toque de queda y aislamiento son manifestaciones, disturbios y saqueos en varias parte del mundo contra las políticas de inmovilización social y sus respectivas consecuencias, tomadas por los gobiernos para frenar la expansión de la pandemia de COVID-19.

Las protestas más significantes se desarrollan en América,​ y Europa,​ la mayoría han sido esporádicas, aunque reciben el apoyo de algunos grupos políticos de diferentes ideologías.​ Además de los grupos vulnerables, las protestas también tienen presente el descontento de sanitarios por la ineficacia de sus respectivos gobiernos para garantizarles seguridad y evitar un colapso en los sistemas de salud.

El Fondo Monetario Internacional el 15 de abril de 2020 advirtió en su informe semestral que la crisis económica por el coronavirus originaría oleadas de disturbios como las desarrolladas en 2019 en varias partes del mundo, ante la posible percepción de que las políticas de recuperación económica son insuficientes o solo favorecen a los más ricos.​ Facebook comunicó que eliminaría todo contenido que haga apología a las protestas contra la inmovilización social, el propio Mark Zuckerberg calificó las difusiones de las protestas por redes sociales de «información errónea dañina».

Violencia doméstica durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus COVID-19

La violencia doméstica ya constituía una de las violaciones de los derechos humanos más graves, incluso antes de la pandemia por la COVID-19. En el último año, alrededor de 243 millones de mujeres y niñas de todo el mundo han sufrido violencia física o sexual en un ámbito doméstico. Esta cifra se ha agravado con motivo de la crisis sanitaria, causando numerosos efectos negativos en el bienestar de las mujeres y su salud mental, sexual y reproductiva.

Desde el comienzo de la pandemia, los últimos datos e informes oficiales revelan que se han intensificado las llamadas a las líneas de atención de casos de violencia en el hogar. Esto se debe a que el confinamiento enardece la tensión y el estrés generados por la incertidumbre sobre la seguridad, la salud y la economía. Si bien las medidas de contención previenen la propagación del virus, las mujeres y niñas se ven obligadas a convivir con personas que son violentas y quedan aisladas de los recursos que pueden ayudarlas. Por lo tanto, esto desemboca en una situación perfecta para imponer una actitud controladora y violenta en el hogar.

Esta situación, recibe el nombre de «pandemia en la sombra» y para frenarla, se necesita un esfuerzo colectivo por parte de todos los países. Al igual que el sistema sanitario está saturado, los refugios y las líneas de atención para las víctimas de violencia doméstica han alcanzado su límite de capacidad, agravándose además por el hecho de haber tenido que adaptar estos lugares para sosegar el colapso hospitalario.

Como consecuencia de esta situación, el número de llamadas a las líneas de asistencia se ha quintuplicado.​ A pesar de este incremento, menos del 40 % de las mujeres que sufren violencia doméstica recurren a servicios de ayuda o denuncian el delito. De estas mujeres que buscan ayudan, tan solo el 10 % recurren a la policía. Además, las circunstancias actuales dificultan el acceso a teléfonos, líneas de atención y servicios públicos como la policía, la justicia y los servicios sociales, por lo que elevan la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia en el ámbito privado en todo el mundo.

La «pandemia en la sombra» ha trascendido en todo el mundo. Por ejemplo, en Australia, se registró un aumento de las peticiones de ayuda debido a un repunte de la violencia. En Argentina, Canadá, Francia, Alemania, España, Reino Unido y Estados Unidos, las autoridades notificaron un incremento de las denuncias de violencia en el hogar. Asimismo, las líneas de atención de Chipre y Singapur registraron un repunte de las llamadas de más del 30 %.

En Kazajistán, los centros de ayuda telefónica sufrieron, por primera vez en los últimos años, una disminución de las llamadas durante la primera semana de cuarentena. No obstante, pasada una semana, comenzaron a recibir de 10 a 15 llamadas al día de mujeres víctimas de violencia doméstica. Estas mujeres no se atreven a denunciar sus casos a la policía porque viven aisladas con su agresor y otros familiares. Además, como en Kazajistán la violencia doméstica no se considera un delito, las víctimas saben que, aunque su maltratador fuera detenido, en unas horas estaría de vuelta en casa.

De igual modo, en Sudán del Sur, la situación se agravó considerablemente durante el confinamiento. Las víctimas explican que su situación es aún más peligrosa y no se sienten seguras. Asimismo, debido al confinamiento y al cierre de centros educativos, muchos padres obligan a sus hijas a casarse para no mantenerlas en casa.

Por otro lado, en muchos países, los tribunales no han funcionado durante la cuarentena, por lo que no se admitían denuncias. El aplazamiento de estos casos suele conllevar ciertos riesgos, ya que, durante este periodo, el acusado puede ofrecer sobornos o los documentos pueden traspapelarse, entre otras cosas.

Por todo lo anterior, es necesario intensificar los esfuerzos para hacer frente a la violencia contra las mujeres y que se convierta en una prioridad en las medidas de recuperación y respuesta frente a la COVID-19.​ El Secretario General de las Naciones Unidas instó a los países a considerar los refugios y las líneas de atención como un servicio esencial.

En septiembre de 2020, 48 países ya habían incluido la prevención y respuesta frente a la violencia doméstica contra mujeres y niñas en sus planes de respuesta a la COVID-19. Además 121 países, han incorporado mecanismos de refuerzo a los servicios prestados a las víctimas de este tipo de violencia. No obstante, estas medidas no son suficientes y urge ampliar los esfuerzos para mejorar la difusión de la disponibilidad de estos servicios. La pandemia provocada por la COVID-19 no solo es una crisis sanitaria. La conocida como «pandemia en la sombra» es una crisis humana que pone en peligro todo el progreso en los derechos y la igualdad de las mujeres, que se ha conseguido en las últimas décadas.

Religión

Impacto en la religión de la pandemia de COVID-19

La pandemia de COVID-19 ha impactado en la religión de varias maneras, incluida la cancelación de las celebraciones de diversas religiones, el cierre de las escuelas dominicales, así como la cancelación de peregrinaciones en torno a celebraciones y festivales.​ Muchas iglesias, sinagogas, mezquitas y templos están ofreciendo culto a través de transmisiones en vivo durante de la pandemia.

Las organizaciones religiosas han colaborado a paliar los efectos de la pandemia realizando donaciones económicas, de material sanitario o de alimentos. Se han enviado suministros de desinfección, respiradores purificadores de aire, protectores faciales, guantes, reactivos de detección de ácido nucleico de coronavirus, ventiladores, monitores de pacientes, bombas de jeringa, bombas de infusión y alimentos a las áreas afectadas, ​ e incluso han ofrecido pruebas gratuitas de COVID-19 al público.​ Surgieron iniciativas para ofrecer escucha psicológica o acompañamiento a personas que se encontraban solas durante la cuarentena. También se pusieron a disposición de las autoridades civiles edificios religiosos para su uso como albergues u hospitales improvisados.

Los partidarios de muchas religiones se han reunido para rezar por el fin de la pandemia de COVID-19, para que Dios ayude a los afectados y dé a los médicos y científicos la sabiduría para combatir la enfermedad;​ En los Estados Unidos, el presidente Donald Trump designó el 15 de marzo de 2020 como un Día Nacional de Oración para que los estadounidenses busquen la ayuda de Dios en medio de la pandemia.​ El 27 de marzo, el papa Francisco presidió un momento extraordinario de oración en el atrio de la Basílica de San Pedro, en el que impartió la bendición Urbi et orbi.

Impacto de la pandemia de COVID-19 en la cultura

Eventos

Impacto de la pandemia de COVID-19 en la industria de la música y en el deporte

Varios eventos locales, nacionales e internacionales de todo tipo (conciertos, eventos sociales, deportivos, religiosos, entre varios otros) han sido suspendidos e aplazados a causa de la pandemia. Muchas ligas deportivas profesionales de varios países del mundo, especialmente de Europa y América, han suspendido temporalmente o por un plazo determinado, el desarrollo de los juegos.​ Así mismo, tanto como el Festival de la Canción de Eurovisión 2020, por primera vez en su historia, y otros eventos deportivos mundiales como la Eurocopa 2020, la Copa América 2020, la Temporada 2020 de Fórmula 1 y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, han sido cancelados o aplazados hasta este año 2021, entre varios otros eventos mundiales.

Cine

Impacto en el cine por la pandemia de COVID-19

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto sustancial en la industria del cine. En todo el mundo y en diversos grados, los cines y las salas de cine se han cerrado, los festivales se han cancelado o pospuesto, y los estrenos de películas se han trasladado a fechas futuras o se han retrasado indefinidamente. Cuando los cines y las salas de cine cerraron, la taquilla global cayó en miles de millones de dólares, mientras que el streaming se hizo más popular. El stock de las salas de cine cayó dramáticamente. Muchos éxitos de taquilla originalmente programados para ser lanzados entre marzo y diciembre fueron pospuestos o cancelados en todo el mundo, y las producciones cinematográficas también se detuvieron. Se han pronosticado pérdidas masivas en la industria.

La industria cinematográfica china había perdido US$2 mil millones en marzo de 2020, después de haber cerrado todos sus cines durante el período del Año Nuevo Lunar que sustenta a la industria en toda Asia. Estados Unidos tuvo su fin de semana de taquilla más bajo desde 1998 entre el 13 y el 15 de marzo.

Teatro

Impacto en el teatro por la pandemia de COVID-19

Reducción del aforo al 33% por el COVID-19 en el marco del III Congreso MUTIS de investigación y práctica escénica. Conferencia performática de Ana Bustamante, Shopie Kasser y centro Moveo. Instituto del Teatro de Barcelona, 12 de marzo de 2020.

La pandemia de COVID-19 y, en especial, sus medidas de confinamiento han afectado de manera directa en las artes escénicas. Con la parálisis de la economía y el estado de alarma sanitaria los teatros, ateneos, centros cívicos y demás salas de exhibición han cerrado,​ se han cancelado o pospuesto las ruedas, muestras y festivales, y tanto la iniciativa privada como la asociativa y los teatros públicos han cancelado sus programaciones y estrenos o los han retrasado indefinidamente. Con el cierre de la actividad regular algunas productoras han cedido material a los hospitales​ y gran número de creadores, actores y bailarines han acudido al mundo digital, en especial a las redes sociales, para respaldar las diversas iniciativas sociales,​ reivindicar el sector​ o simplemente aportar nuevo contenido cultural y seguir haciendo arte.

Al igual que para las salas de cine, se prevé que muchos espacios de exhibición no puedan superar un largo periodo de inactividad. En algunos países se han aplicado medidas de congelamiento de los alquileres y acceso a créditos blandos para empresas con los que mitigar y poder sobrevivir al parón de actividad. El cierre de los teatros, tan habitual en épocas pasadas no se había producido a lo largo del pasado siglo XX, al menos no de manera generalizada, ni tan siquiera durante las dos guerras mundiales, siendo como era entendido el teatro como uno de los tres pilares fundamentales de propaganda junto con la radio y el cinematógrafo y, por lo tanto, todavía es difícil prever el impacto económico o la pérdida de tejido que sufrirá el sector, pero desde el primer momento se está viendo su impacto.

Por sexo

Impacto de la pandemia de COVID-19 por sexo

Un estudio publicado en The Lancet señala que «entender cómo los brotes de enfermedades afectan de manera diferente a hombres y mujeres es fundamental para desarrollar políticas de intervención equitativas e igualitarias».

La enfermedad COVID-19 afecta a hombres y mujeres por igual, pero el impacto de la pandemia y las tasas de mortalidad varían significativamente en función del sexo.​ Si atendemos al impacto socioeconómico y sociocultural de la pandemia (cierre de colegios, confinamiento, limitaciones de acceso a los servicios de saludo), podremos observar que la pandemia de COVID-19 ha afectado de manera diferente a los géneros y posiblemente ha exacerbado las desigualdades de género-sexo.

Existen varias iniciativas que tratan de visibilizar la importancia de contar con datos desagregados por sexo-género para poder analizar fenómenos complejos, como la pandemia de la COVID-19. Así, por ejemplo, la iniciativa Global 50/50 recoge en su página web información de 55 países, de los cuales únicamente 26 desglosan por sexo los datos actualizados de casos confirmados y de muertes. Se hace hincapié en que la información sobre la infección por COVID-19 debería ser desglosada por sexo. Esto permitiría desarrollar soluciones para la pandemia desde una perspectiva equitativa para cada género, ya que se ha demostrado explícitamente que existen diferencias en las tasas de mortalidad entre sexos. Además, esto permitiría a los expertos aportar información de calidad por separado a hombres y mujeres.​ España se encuentra entre los países que desagregan estos datos por sexo (y otros datos de vigilancia epidemiológica de COVID-19).

Alimentación

Impacto de la pandemia de COVID-19 en la alimentación

La pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020 ha impactado sobre la producción y distribución de alimentos, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria de vastos sectores de la población de la mayoría de los países.

El sistema de abastecimiento y distribución de alimentos consta de varias etapas, necesarias para que los productos básicos no elaborados en su lugar de origen lleguen a los consumidores finales. La interrupción de cualquiera de las etapas, —por ejemplo el transporte, la elaboración en plantas manufactureras, la distribución mayorista y minorista—, afecta a la totalidad del sistema.

La gran mayoría de las estrategias diseñadas para minimizar los impactos negativos de la pandemia están relacionadas con la asistencia y la protección de los diversos actores de la cadena de suministros de alimentos, que incluyen a los productores de bienes primarios, las industrias de elaboración de productos, los mercados locales de abastecimiento y la logística que enlaza a todo el sistema.​ La asistencia directa e inmediata a las poblaciones vulnerables​ y la coordinación de políticas entre los distintos gobiernos son algunas de las medidas propuestas a fin de evitar la crisis alimentaria a escala global.

Ambiente

Impacto medioambiental de la pandemia de COVID-19

Las imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA muestran una gran reducción de la contaminación en Wuhan, China, al comparar los niveles de NO2 a principios de 2019 (arriba) y a principios de 2020 (abajo).

La disrupción global causada por la pandemia de COVID-19 ha causado numerosos efectos en el medio ambiente y el clima. Debido al cese de la actividad, se ha confirmado una importante disminución de dióxido de nitrógeno (NO2), una de las principales sustancias emitidas por el transporte y la industria. ​ La severa disminución de la movilidad ha hecho que muchas regiones hayan experimentado una reducción en la contaminación del aire. En China, el confinamiento y otras medidas resultaron en una reducción de las emisiones de partículas, que podrían haber evitado al menos 77.000 fallecimientos en dos meses,​ así como una bajada de un 25% de las emisiones de dióxido de carbono.​ Aun así, la pandemia también ha interrumpido algunas iniciativas de diplomacia medioambiental, causando la postergación de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2020.


​Fuente: Wikipedia

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