Efectos antiinflamatorios de la aspirina


Efectos antiinflamatorios de la aspirina

Los efectos antiinflamatorios de la aspirina son uno de los aspectos clave de su utilidad médica. La aspirina pertenece a un grupo de medicamentos llamados antiinflamatorios no esteroides (AINE), que se utilizan para reducir la inflamación en el cuerpo. Aquí te explico cómo la aspirina ejerce sus efectos antiinflamatorios:

Inhibición de la COX: La principal forma en que la aspirina ejerce sus efectos antiinflamatorios es mediante la inhibición de la enzima ciclooxigenasa (COX). La COX es responsable de la producción de prostaglandinas, que son mediadores químicos que desempeñan un papel central en la respuesta inflamatoria. Al inhibir la COX, la aspirina reduce la producción de prostaglandinas, lo que a su vez disminuye la inflamación en los tejidos.

Reducción de la respuesta inflamatoria: Las prostaglandinas son sustancias que causan vasodilatación (ensanchamiento de los vasos sanguíneos) y aumento de la permeabilidad capilar, lo que lleva a la acumulación de líquido y células inflamatorias en los tejidos afectados. Al reducir la producción de prostaglandinas, la aspirina disminuye estos procesos inflamatorios, lo que resulta en una reducción del enrojecimiento, la hinchazón y el dolor asociados con la inflamación.

Modulación del sistema inmunológico: La aspirina también puede afectar la respuesta del sistema inmunológico en situaciones de inflamación. La inflamación es una respuesta defensiva del cuerpo, pero en algunas condiciones, como en enfermedades autoinmunes, esta respuesta puede ser excesiva y dañina. La aspirina, al reducir la producción de mediadores inflamatorios, puede ayudar a atenuar la respuesta inmunológica hiperactiva y controlar la inflamación excesiva.

Importancia clínica: Los efectos antiinflamatorios de la aspirina tienen diversas aplicaciones médicas. Se utiliza para tratar condiciones inflamatorias como la artritis reumatoide, la osteoartritis y otras enfermedades autoinmunes en las que la inflamación es un componente importante. Además, también puede ser útil para reducir la inflamación en casos de lesiones, cirugías y otros tipos de daño tisular.

Sin embargo, al igual que con cualquier medicamento, es importante usar la aspirina bajo la supervisión y recomendación de un profesional de la salud. La dosis adecuada y la duración del tratamiento deben ser determinadas por un médico, ya que el uso prolongado o excesivo de aspirina puede tener efectos secundarios y riesgos potenciales.

La aspirina es un inhibidor no selectivo de ambas isoformas de la ciclooxigenasa, pero el salicilato, el producto metabólico normal de la aspirina en el cuerpo, es menos eficaz en la inhibición de ambas isoformas.

Los salicilatos que no son acetilados pueden tener funciones en la eliminación de radicales del oxígeno.

La aspirina inhibe irreversiblemente a la COX-1, modifica la actividad enzimática de la COX-2 e inhibe la agregación plaquetaria, no así las especies no acetiladas del salicilato.

Por lo general, la COX-2 produce los prostanoides, la mayoría de los cuales son proinflamatorios. Al ser modificada por la aspirina, la COX-2 produce en cambio lipoxinas, que tienden a ser antiinflamatorias.

Los AINE (antiinflamatorios no esteroideos) más recientes se han desarrollado para inhibir la COX-2 solamente y así reducir los efectos secundarios gastrointestinales de la inhibición de la COX-1.

La aspirina también interfiere con los mediadores químicos del sistema calicreína-cinina, por lo que inhibe la adherencia de los granulocitos sobre la vasculatura que ha sido dañada, estabiliza los lisosomas evitando así la liberación de mediadores de la inflamación e inhibe la quimiotaxis de los leucocitos polimorfonucleares y macrófagos.


 

Deja un comentario