Tarjetas bancarias


¿Qué es una tarjeta bancaria?

Una tarjeta bancaria es un medio de pago emitido por una entidad financiera (generalmente un Banco) a favor de un consumidor, contra su saldo en una cuenta bancaria asociada a la tarjeta, titularidad de éste, que es aceptada en miles de comercios y establecimientos y con la cual se pueden hacer extracciones de cajeros automáticos o compras online.

La tarjeta bancaria es un instrumento de pago mediante el cual, un consumidor puede extraer dinero en metálico de su cuenta bancaria, pagar productos y servicios y obtener crédito. Existen distintos tipos de tarjetas, divididas en tres categorías principales:

  • Tarjetas bancarias. Que son las que emite una entidad bancaria.
  • Tarjetas no bancarias. Son aquellas que se pueden usar unicamente en establecimientos asociados, como centros comerciales, franquicias o tiendas. Es habitual que algunos de estos establecimientos tengan acuerdos con un banco principal, que será el emisor de la tarjeta.
  • Tarjetas de fidelización. Son aquellas que también están asociadas a una empresa en concreto (aerolíneas, tiendas de ropa), y que ofrecen puntos u otros incentivos para acumular y después gastar con ellos.

Dentro de las tarjetas bancarias, podemos diferenciar varios tipos:


Tipos de tarjetas bancarias

En el mercado hay un numerosos tipos de tarjetas bancarias: de débito, de crédito, tarjetas monedero o tarjetas prepago y tarjetas emitidas por los grandes comercios.

Tarjetas de débito

Las tarjetas de débito sirven para utilizar el dinero depositado en la cuenta corriente o de ahorro a la que está asociada. Por ello, siempre debe existir una cuenta a la que esté asociada la tarjeta.

Pueden emplearse para realizar pagos en comercios y para sacar dinero en cajeros automáticos, o consultar saldos y movimientos de la cuenta. En este tipo de tarjetas la operación se registra y se carga instantáneamente en la cuenta, por lo que el usuario debe tener suficiente dinero en ella. Esta es la principal diferencia entre las tarjetas de débito y crédito.

Una tarjeta de débito permite hacer uso de ella en los comercios y establecimientos que la acepten como medio de pago, hacer extracciones en efectivo de su red cajeros automáticos sin cargo y otras operaciones (recargar un móvil con tarjeta prepago, consultar el saldo de la cuenta bancaria asociada a la tarjeta, etc.).

Las tarjetas de débito suelen ser nominativas y permiten disponer de tanto efectivo en cajeros automáticos (o hacer cargos en comercios) como saldo disponible haya en la cuenta asociada a la tarjeta. El cargo es inmediato en la cuenta del usuario titular de la tarjeta. Si, por la razón que sea, se gasta más del saldo disponible,  se incurre en lo que se llama “descubierto bancario” y el banco (que decide el volumen de crédito que nos concede a modo de descubierto), nos cobrará unas condiciones especiales de financiación de ese saldo, durante su duración (hasta que ingresemos dinero en la cuenta y éste vuelva a tener números negros), además de, posiblemente, una comisión por descubierto.

Las tarjetas de débito son la modalidad más sencilla de tarjeta bancaria. Deben estar vinculadas a una cuenta corriente a nombre del titular de la tarjeta.

Se denominan de débito porque cualquier compra que realicemos con ellas deberá ser liquidada de forma inmediata contra el saldo de la cuenta. Por lo tanto, en el momento en que dicho saldo quede agotado, no será posible realizar más operaciones.

Por otra parte, también se pueden y suelen utilizar para realizar reintegros de efectivo a través del cajero automático; algo que, de hecho, sólo se puede hacer con este tipo de tarjetas, la libreta de las cuentas de ahorro y, recientemente, los móviles con wallet –siempre y cuando el cajero disponga de tecnología “Hal-cash”.

La gran mayoría de los bancos ofrecen una tarjeta de débito a los clientes que abren una cuenta corriente e igualmente suele estar libre de cuota de mantenimiento o comisiones por reintegros en cajeros.

Tarjetas de crédito

Permiten a su titular realizar pagos o disponer de dinero, hasta el límite acordado, sin necesidad de tener saldo suficiente en la cuenta bancaria asociada a la tarjeta. El dinero debe ser devuelto en los plazos y la forma previstos, lo que vendrá establecido en el contrato. El límite del crédito disponible también debe figurar en el contrato que podrá modificarse.

Muchas entidades bancarias ofrecen estas tarjetas sin necesidad de tener una cuenta corriente abierta en ellas, simplemente se pasan los recibos correspondientes a la cuenta corriente y entidad que indique el cliente.

Una tarjeta de crédito permite hacer uso de ella en los comercios y establecimientos que la acepten como medio de pago, hacer extracciones en efectivo de su red cajeros automáticos y otras operaciones (recargar un móvil con tarjeta prepago, consultar el saldo de la cuenta bancaria asociada a la tarjeta, etc.).

La principal diferencia con una de débito es que la tarjeta de crédito lleva asociada (en función de la solvencia que la entidad emisora reconoce a su titular) una línea de crédito que permite al usuario:

  • Hacer compras a crédito o sacar dinero de cajeros en diferido (modalidad “diferida”) sin coste para el usuario titular de la tarjeta,
  • Hacer compras a crédito mediante el pago de una cuantía fija mensual, hasta la amortización del importe adeudado, con un máximo de saldo dispuesto (lo que se llama línea de crédito).

La tarjeta de crédito clásica es un icono en el sector bancario y supuso uno de los mayores adelantos para el sector. Al igual que la tarjeta de débito, también debe estar vinculada a una cuenta corriente, por regla general del mismo titular de la tarjeta.

Sin embargo, la gran diferencia radica en que las compras u operaciones realizadas con ella no se ejecutan directamente contra el saldo de la cuenta sino contra una línea de crédito, la cual puede variar en función de la tarjeta y perfil del cliente.

Hay tarjetas que tienen un crédito de algunos cientos de euros, mientras que otras pueden alcanzar varios miles. Existen incluso tarjetas de crédito que no tienen un límite específico, entre las cuales la más conocida es quizá la American Express.

La liquidación de las compras tiene lugar fundamentalmente de dos posibles maneras. Por regla general, se procede a cobrar todo el crédito a partir del saldo de la cuenta una vez llega el fin de mes.

Sin embargo, también es posible proceder al fraccionamiento de dicha liquidación, de forma que se paguen múltiples cuotas mensuales a lo largo de varios meses. A esto se lo conoce como pago aplazado o fraccionado. En este caso, se ha de pagar un tipo de interés ya fijado previamente en el contrato de la tarjeta.

Además, también pueden utilizarse para conseguir dinero en efectivo a crédito en los cajeros automáticos, o bien traspasar dinero a la cuenta corriente; todo ello contra el crédito disponible.

En ambos casos, se ha de pagar una comisión por cada operación, salvo circunstancias extraordinarias, en las cuales se permita obtener crédito sin pagar una comisión, o bien utilizar la tarjeta de forma dual; es decir, como una tarjeta de débito como, por ejemplo el caso de la Tarjeta Carrefour Pass o la Tarjeta Inteligente de EVO Banco.

La principal ventaja de la tarjeta de crédito es el hecho de poder realizar compras sin disponer aún del dinero en la cuenta para ello. Bastará con tenerlo a fin de mes, o bien disponer de saldo suficiente para pagar la cuota mensual mínima, para proceder a la financiación.

Lo habitual es que los bancos establezcan algún tipo de cuota de emisión y mantenimiento, si bien suelen eximir de la misma a aquellos clientes que domicilian sus ingresos o cuentan con un perfil preferente.

Dentro de las tarjetas de crédito, podemos hallar una gran variedad como:

Tarjetas de fidelización, las cuales ofrecen ventajas por realizar compras recurrentes en determinados establecimientos. Son muy habituales dentro del sector de la alimentación –como por ejemplo la ya mencionada tarjeta Carrefour Pass–, así como en el sector de las estaciones de servicio –como, por ejemplo, la tarjeta Repsol Mas o la tarjeta Cepsa Porque Tú Vuelves–.

Tarjetas sin cambiar de banco, las cuales pueden solicitarse sin necesidad de abrir una cuenta en un nuevo banco. Basta con facilitar los datos de una cuenta bancaria de la que seamos titulares y en la que se procederá a liquidar el crédito utilizado.

Tarjeta monedero o prepago

Permiten hacer compras generalmente de pequeño importe. Antes de utilizarla, el titular debe cargar la tarjeta ingresando dinero en su cuenta. Cuando se agota el importe el usuario puede recargarla de nuevo.

Una tarjeta monedero o tarjeta prepago, es una tarjeta bancaria que se sirve de la modalidad prepago, para limitar el riesgo de fraude en su utilización. Las tarjetas monedero son ideales para pequeños pagos o pequeños usuarios bancarios, y pueden ser nominativas o no.

Las tarjetas monedero:

  • Se pueden precargar con el saldo en euros que quiera su titular (o persona tercera), mediante un ingreso en caja, transferencia bancaria o mediante cargo en la cuenta,
  • Puede ser utilizada en comercios mientras haya saldo disponible,
  • Es ideal para hacer compras online con la seguridad de que el máximo fraude que se nos podrá causar en caso de caer en malas manos, será su saldo máximo,
  • Se puede recargar una vez dispuesto su saldo.

Las tarjetas prepago funcionan de una manera parecida a las tarjetas de débito. En lugar de liquidarse las operaciones contra el saldo de una cuenta bancaria, hay que proceder a cargar previamente el saldo de la tarjeta y es entonces cuando se pueden realizar compras con ella. De ahí la denominación “prepago”.

Resultan muy convenientes para gestionar de una forma más controlada nuestros gastos, dado que tenemos un control total sobre el dinero que hemos “cargado” o “prepagado” en la tarjeta.

Así mismo, son muy útiles para incrementar la seguridad de las compras, especialmente las compras online. Esto se debe a que una vez el saldo cargado se agote, no será posible realizar ninguna compra, ni se nos podrá cargar tampoco ningún gasto en la tarjeta, hasta que no procedamos a recargarla de nuevo.

Estas tarjetas pueden aplicar una pequeña comisión en cada operación de recarga. Por otro lado, las hay que se emiten en plástico, pero también es posible conseguirlas en formato totalmente digital, para uso exclusivo a través de Internet.

Tarjetas revolving o de pago aplazado

Las tarjetas `revolving´ son una modalidad de tarjetas de crédito que permiten devolver las compras realizadas con ella a plazos, a través de cuotas periódicas que incluyen el pago de unos intereses y comisiones. Tienen establecido un límite de crédito disponible y con cada cuota que se paga, se puede volver a disponer del importe del capital que se amortiza.

Se debe tener especial precaución con el uso de este tipo de tarjetas, ya que los intereses que se aplican al capital endeudado son elevados y oscilan entre un 20% y un 30%. Un porcentaje muy alto que viene acompañado, por norma general, de una cuota mensual pequeña respecto de la deuda acumulada, que provoca que la amortización total se realice en un plazo muy largo y la cifra de intereses vaya aumentando.

Técnicamente, las tarjetas revolving son un tipo de tarjeta de crédito, en la medida en que también se opera con una línea de crédito. Sin embargo, consideramos oportuno describirlas como un producto aparte, debido a que su funcionamiento es algo distinto.

Por supuesto, están vinculadas a una cuenta bancaria. No obstante, la liquidación del crédito no suele tener lugar a fin de mes. Estas tarjetas están pre-configuradas para la realización de compras aplazadas. De hecho, se anima a proceder al máximo fraccionamiento posible, o lo que es lo mismo, a pagar una cuota mensual extremadamente baja.

El problema de esta forma de proceder es que la cantidad de intereses generados por el crédito aplazado puede llegar a ser superior al importe de la cuota amortizada. Eso lleva a la paradójica situación de que el usuario cree estar pagando su deuda, cuando en realidad ésta no hace más que incrementarse mes a mes, debido a que su ritmo de amortización es insuficiente para compensar los intereses.

Como ya imaginarás, se trata de una situación peligrosa que puede conducir rápidamente al sobre endeudamiento, por lo que recomendamos evitar las tarjetas revolving a toda costa.

Tarjeta Correos prepago

La tarjeta prepago de Correos es un buen ejemplo de este tipo de tarjetas.

Tarjeta prepago Bnext

Y una tarjeta prepago interesante para compras en el extranjero cuando viajes es la Bnext, que te devuelve las comisiones cuando pagas con ella fuera de España en la zona no euro. Consíguela aquí.

Tarjetas de comercio

Las tarjetas comerciales, son tarjetas de crédito emitidas por las empresas financieras de grandes cadenas comerciales (El Corte Inglés, Carrefour, Alcampo, etc.).

Las tarjetas de comercio:

  • Se utilizan generalmente como instrumento de financiación de las compras hechas en la red de tiendas del establecimiento,
  • Permiten, al igual que cualquier tarjeta de crédito, aplazar las compras a fin de mes sin costes extras para el titular,
  • Permiten a su titular financiar compras a plazo del establecimiento (con o sin intereses),
  • Suelen servir exclusivamente para realizar compras en el establecimiento comercial que las emite, dentro del límite de crédito pactado, (aunque también las hay que son tarjetas de crédito “puras”, y por tanto se pueden usar de forma universal).

Las grandes empresas de distribución las usan también como herramienta de fidelización de sus clientes, reembolsando (cashback) al cliente un porcentaje por sus compras con la tarjeta: en la red de establecimientos del emisor (pej. hipermercados Carrefour), en servicios anejos (por ejemplo, gasolineras Carrefour), y en compras en cualquier comercio (distinto de Carrefour). Al final del período se devuelve al cliente el porcentaje acumulado en forma de un “cheque-ahorro” a redimir en una compra en la tienda. Con este esquema de fidelización, el comercio se asegura que el consumidor vuelva siempre “a casa” a hacer la compra, y su financiera (Servicios Financieros Carrefour), obtener una “tasa de descuento” que aplica a los comercios en los que el consumidor pague con su tarjeta, incluso, retrocediendo una parte de esa ganancia al consumidor.


Seguridad de las tarjetas

En general, todas las tarjetas bancarias son bastante seguras hoy en día al requerir un PIN de seguridad para operar con ellas presencialmente o sacar dinero de un cajero automático. En el caso de compras online, muchos comercios online requieren ya a través de sus pasarelas de pago, el pago 3DSecure o SecureCode, que requiere la confirmación del consumidor que paga online con la tarjeta mediante un código adicional enviado a su teléfono móvil o presente en una tarjeta de coordenadas.


Pago con tarjetas sin contacto

Precisamente porque está demostrado que cuanto más fácil es pagar con una tarjeta, más compramos, se han lanzado estándares basados en radiofrecuencia (RFID) o NFC (near field communications), que permiten aceptar un pago sólo por proximidad al terminal de venta (TPV) del comercio para bajos importes, en los que se asume que no es necesaria la identificación del cliente con su documento de identidad.


Recuerde que…

  • Las empresas no pueden cobrar ningún recargo adicional cuando el consumidor utiliza, para pagar un producto o un servicio, una tarjeta de crédito o débito.
  • Las entidades financieras deben entregar la tarjeta de forma que se garantice la recepción por parte del titular. Son responsables de los riesgos derivados del envío de las tarjetas y números PIN.
  • Deben facilitarle gratuitamente un extracto de las transacciones efectuadas con la tarjeta, con indicación de la fecha, concepto e importe de la operación.
  • Deben informarle de las comisionestipos de interés y otros gastos asociados a la tarjeta.
  • En caso de robo o pérdida, las empresas deben disponer de medios gratuitos para que los usuarios puedan denunciar la pérdida, robo o uso indebido de la tarjeta.
  • Se prohíbe que los bancos envíen tarjetas no solicitadas por el cliente, salvo que se trate de una sustitución de la tarjeta que ya tiene el usuario.

 

David
Author: David

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