Peligros de la medicina pseudocientífica para la salud


Un campo en el que se usan frecuentemente alegaciones seudocientíficas es el de la curación de enfermedades.

Entre las pseudoterapias sin ningún resultado e incluso con contraindicaciones o efectos secundarios negativos que se han recomendado para curar el cáncer están la angeloterapia, biomagnetismo, bioneuroemoción o biodescodificación, constelaciones familiares, dianética, dieta alcalina, desensibilización por medio de movimientos oculares, flores de bach, limpieza de colon, homeopatía, iridología, iriogenética, homotoxicología, suplemento mineral milagroso, naturopatía, osteopatía, ozonoterapia, programación neurolingüística, psicoanálisis, quiropráctica, reflexología, acupresión, reiki, terapia gerson, terapia gestalt o terapia humanista, terapia neural, terapia ortomolecular o medicina ortomolecular, terapia quelante y el toque terapéutico. Se desaconsejan estas pseudoterapias apoyadas en pseudociencias para la cura del cáncer.

Entre las terapias pseudocientíficas más populares esta la acupuntura, a pesar de que el consenso científico es claro en mostrar la falta de efectividad por sobre el efecto placebo y la larga lista de efectos adversos publicados en revistas médicas​ y por la OMS incluyendo daños a órganos y tejidos e infecciones.

Existe un importante mercado de métodos curativos y diagnósticos presentados como mecanismos curativos de validez demostrada por estudios, que en muchos casos utilizan métodos mágicos tradicionales, como la imposición de manos o procedimientos sin fundamento científico, como la radiestesia o el empleo de pirámides. La mayoría de estos curanderismos, cuya extensión creciente debe mucho a internet, busca la credibilidad y el prestigio que tiene la ciencia, alegando por ejemplo desconocidas propiedades del agua, la supuesta acción de fenómenos cuánticos, o presuntas energías de naturaleza difusa.

El cartílago de tiburón se ha promocionado falsamente como cura para el cáncer con base en una supuesta inexistencia de cánceres en tiburones. De acuerdo con Ostrander,​ esta práctica ha llevado a una continua disminución de las poblaciones de tiburones,​ y, lo que es más importante, ha alejado a los pacientes de terapias contra el cáncer que sí son efectivas. Los autores sugieren que «los mecanismos basados en la evidencia dada por la comunidad científica deberían añadirse al aprendizaje de los profesionales de los medios de comunicación y gubernamentales».

Un caso especial, por su extensión, es el de la homeopatía, cuya incongruencia con el conocimiento científico fue indicada ya en vida de su fundador, Samuel Hahnemann, y respecto a la que se han utilizado recientemente términos prestados de la mecánica cuántica (como el entrelazamiento) de manera admitidamente metafórica.

Lo mismo ocurre con la reflexología podal, llegándose incluso a impartir cursos que a veces están financiados por la administración pública sanitaria y dirigidos a matronas, personas con formación científica e inmersas en el ámbito sanitario, lo que puede confundir a la ciudadanía dando apariencia de estar avalado por la ciencia. Estos cursos, en España los imparte gente sin formación médica reglada, por lo que su credibilidad deja mucho que desear. Cualquier persona, independientemente de su formación, tiene acceso a cursos de reflexología y puede obtener un diploma que lo capacita para la práctica profesional de dicha disciplina.

Algunos tratamientos alternativos de carácter pseudocientífico han producido accidentes graves, incluso muertes; pero se admite en general que el mayor peligro para la salud de los pacientes ocurre cuando, confiando en un método ineficaz, renuncian a medidas más efectivas, como hábitos más saludables o un tratamiento médico de eficacia demostrada.

En 2018, en España, la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas publicó una carta abierta dirigida a la ministra de Sanidad María Luisa Carceo y al público en general bajo el título Seamos claros: las pseudociencias matan. En ella se señalaba que la muerte por el uso de terapias pseudocientíficas y por abandono de terapias oficiales se producían por la tolerancia legal existente hacia prácticas sanitarias ejercidas por no profesionales y fuera de los protocolos internacionales, la dejadez de las instituciones en el cumplimiento de leyes ya aprobadas, la tolerancia de los colegios médicos y la falta de información a los pacientes.

En 2020, se publica en un contexto sanitario de la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19 el primer «manifiesto internacional contra los efectos de la pseudociencia», firmado por unos 2 750 científicos del ámbito de la salud de 44 países.

Seamos claros: las pseudociencias matan. Y no solo eso, sino que son practicadas con impunidad gracias a leyes europeas que las protegen. […] Según el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a la asistencia médica. Mentir a los enfermos para venderles productos inservibles que pueden matarlos incumple el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz sobre su salud. Así que, aunque un ciudadano tiene derecho a renunciar a un tratamiento médico estando correctamente informado, también es cierto que nadie tiene derecho a mentirle para obtener lucro económico a costa de su vida. […]Así pues, los firmantes de este manifiesto declaran que:

  1. El conocimiento científico es incompatible con los postulados de las pseudoterapias, como el caso de la homeopatía.
  2. Las leyes europeas que protegen y amparan la homeopatía son inadmisibles en una sociedad científico-tecnológica que respeta el derecho de los pacientes a no ser engañados.
  3. La homeopatía es la pseudoterapia más conocida, pero no es la única, ni tampoco la más peligrosa. Otras como la acupuntura, el reiki, la Nueva Medicina Germánica, el biomagnetismo, la iridología, la terapia ortomolecular y un largo etcétera, están ganando terreno y causando víctimas.
  4. Hay que tomar medidas para frenar las pseudoterapias porque no son inocuas y producen miles de afectados.
  5. Europa debe trabajar en la dirección de crear leyes que ayuden a detener este problema.
Manifiesto europeo en contra de las pseudoterapias

Patologización, pseudoenfermedad y promoción de enfermedades

Las pseudociencias y paraciencias promueven la patologización y medicalización: intentan mostrar como problemas de salud susceptibles de tratamiento a características biológicas a comportamientos fisiológicos o vitales que no son problemas de salud.

Las pseudociencias extienden diagnósticos existentes a personas que no los padecen, establecen diagnósticos sin base científica probada (véase en psiquiatría la disputa de la controversia de la biopsiquiatría) y llegan a la creación de enfermedades sin ningún fundamento científico —pseudoenfermedades— (p.e. síndrome del intestino permeable o permeabilidad intestinal aumentada) con el objeto de crear una clientela que compre sus libros y remedios.


​Fuente: Wikipedia

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