Origen e historia de la OTAN


Origen e historia de la OTAN


Origen de la OTAN

En 1949, en plena posguerra de la Segunda Guerra Mundial, en Occidente se veía con preocupación la política expansionista que estaba siguiendo la Unión Soviética. Era evidente que la Organización de las Naciones Unidas no podría ser capaz por sí sola de mantener la estabilidad en el mundo, ya que las propuestas de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad eran rechazadas por los numerosos vetos soviéticos. La aparición de gobiernos comunistas en Europa Central y Oriental por influencia soviética aumentaba la presión en Europa Occidental. Entre 1947 y 1949, una serie de sucesos, más dramáticos por el hecho de la reciente marcha de las tropas estadounidenses y canadienses que aún se encontraban en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, marcaron el punto más alto en la tensión que se estaba experimentando. Estos sucesos fueron amenazas a la soberanía de Noruega, Grecia, Turquía y Checoslovaquia, entre otros, donde el golpe de Praga de febrero de 1948, fue interpretado como un ataque directo a los intereses europeos. Además, el bloqueo de Berlín, entre junio de 1948 y mayo de 1949, empeoró la situación para los países antes mencionados.

La necesidad de una asociación de países cada vez era más manifiesta, de forma que en marzo de 1948, Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y el Reino Unido firmaron el Tratado de Bruselas, con el que creaban una alianza militar, la Unión Europea Occidental.

Ante la creciente expansión socialista, se decidió crear una alianza defensiva más amplia que la Unión Europea Occidental, por lo que se llevaron a cabo negociaciones entre Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea Occidental, a las que se decidió invitar a Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega y Portugal. Las negociaciones giraron en torno a la creación de una alianza militar que tuviese una base en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, y tuvieron como resultado la firma del Tratado de Washington, el 4 de abril de 1949, por la que se establecían las bases de la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Una de las dificultades surgidas durante las negociaciones estuvo relacionada con la integración de Estados Unidos en la organización. Los países europeos, devastados después de la guerra, estaban interesados en aliarse con Estados Unidos para así asegurarse una defensa eficaz, pero en Estados Unidos no se compartía este deseo. Sin embargo, el golpe de Praga y el bloqueo de Berlín hicieron aumentar la reivindicación por parte de los europeos, especialmente de Francia, de la creación de una alianza militar con Estados Unidos. En secreto, en Reino Unido se firmó un acuerdo, llamado Pentagon Paper, con el que se establecía un esbozo de como debía ser una alianza en el Atlántico Norte.

El último elemento a tener en cuenta en el proceso de integración de Estados Unidos pasó por la necesidad de sortear la dificultad que suponía la prohibición por parte de la Constitución de los Estados Unidos de aliarse militarmente en tiempos de paz. El senador Vandenberg promovió la votación en el Senado de los Estados Unidos de la Resolución 239, que el 11 de junio de 1948 dio luz verde a la unión de Estados Unidos a la Alianza Atlántica. Bajo petición del Senado de Estados Unidos, se hizo constar en el tratado de constitución de la alianza (artículo 5) que las medidas a tomar en caso de agresión a algún país miembro fuesen resultado de la libre elección de cada país. El Senado quería mantener así el poder de decisión del Congreso de los Estados Unidos en materia militar.


Guerra Fría

En teoría, estaba destinada a ser una garantía de seguridad de los estados de Europa Occidental ante la Unión Soviética y sus aliados. Como le era propio a la coyuntura de la Guerra Fría, las fuerzas de la OTAN actuaron como fuerza disuasoria.

Después de la constitución de la OTAN, nuevos países fueron sumándose. En 1952, se unieron los dos primeros: el Reino de Grecia y Turquía.

En 1954, la Unión Soviética propuso su unión a la OTAN, con el objetivo de mantener la paz en Europa,​ pero los aliados rechazaron la propuesta. Esto, junto con la incorporación de Alemania Occidental a la organización el 9 de mayo de 1955 —descrita como «un momento decisorio en la historia de nuestro continente»​ por el ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Halvard Lange— tuvo como consecuencia inmediata la creación del Pacto de Varsovia, firmado el 14 de mayo de 1955 por la Unión Soviética y sus aliados. Este pacto se considera la respuesta formal a la OTAN, poniendo de manifiesto los dos bandos opuestos de la Guerra Fría.

La unidad de la OTAN fue puesta en evidencia ya desde sus principios. En 1958, el presidente francés Charles de Gaulle protestó por el papel hegemónico que tenían los Estados Unidos en la Organización y por lo que, a entendimiento del presidente, era una relación especial entre Estados Unidos y Reino Unido. En un memorándum enviado al presidente estadounidense Eisenhower y al primer ministro británico Macmillan el 17 de septiembre de 1958, De Gaulle argumentaba a favor de la creación de una dirección tripartida, que pusiese a Francia en igualdad de condiciones con Estados Unidos y Reino Unido, abogando también por la expansión de la OTAN en las áreas geográficas de interés para Francia, como Argelia, donde Francia intentaba eliminar a las fuerzas insurgentes y necesitaba la ayuda de la OTAN.

De Gaulle consideró las respuestas dadas como insatisfactorias, así que decidió construir una defensa independiente para su país. El 11 de marzo de 1959, retiró su flota en el Mediterráneo del comando de la OTAN; tres meses después, en junio de 1959, De Gaulle prohibió la entrada de armas nucleares en territorio francés. Esto provocó que Estados Unidos transfiriera doscientos aviones a Francia y devolviera el control, entre 1950 y 1967, de las diez mayores bases aéreas que habían operado en Francia. La última base devuelta fue la de Toul-Rosières, base de la 26ª Ala de Reconocimiento, trasladada a la base aérea de Ramstein, en Alemania Occidental.

Mientras tanto, Francia había iniciado su programa nuclear, Force de frappe. Probó su primer arma nuclear, Gerboise Bleue, el 13 de febrero de 1960 en el desierto del Sahara.

Aunque Francia mostró solidaridad respecto al resto de la OTAN durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, De Gaulle continuó su propósito de constituir una defensa independiente retirando del comando la flota francesa del Atlántico y del canal de la Mancha. En 1966, las Fuerzas armadas francesas fueron retiradas del comando integrado de la OTAN, y se ordenó que todas las tropas no francesas abandonasen el territorio galo. Todo ello provocó que el 16 de octubre de 1967 se trasladase el Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE) de Rocquencourt, cerca de París, a Casteau, al norte de Mons, en Bélgica. Francia continuó en la alianza y con su ayuda a la defensa de Europa ante un posible ataque soviético con sus tropas estacionadas en Alemania Occidental.

El 30 de mayo de 1982, España firmó el Tratado de Washington, convirtiéndose en el miembro número dieciséis de la Alianza Atlántica. Sin embargo, tras las elecciones generales de 1982 se suspendió la integración española en la organización, celebrándose el 12 de marzo de 1986 un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN que, con un 52,54 % de los votos, se mostró a favor de permanecer en la alianza, pero sin participar en su estructura militar integrada.


Desintegración del bloque del Este

Después de las revoluciones de 1989 y durante el proceso de disolución de la Unión Soviética en 1990-1991, el Pacto de Varsovia quedó disuelto el 1 de julio de 1991. La OTAN reformuló sus objetivos y actividades hasta apropiarse de la seguridad de una parte del hemisferio norte.

En este marco, se desarrolló la primera operación de ataque por parte de la OTAN de su historia, la incursión en 1995 en la República de Bosnia y Herzegovina contra las fuerzas serbias en lo que se conoció como la Operación Fuerza Deliberada. En 1999 se llevó a cabo la Operación Fuerza Aliada, el ataque aéreo contra la República Federal de Yugoslavia, destinada a parar la limpieza étnica en Kosovo, donde se cometían crímenes contra la población civil.

En 1996, con la autorización del Congreso de los Diputados, España negoció su ingreso en la nueva estructura de mandos de la OTAN, aspirando a la «plena participación» en la estructura militar integrada, entonces en periodo de reforma. España culminaría su incorporación en la estructura militar integrada el 1 de enero de 1999.

La República Checa, Hungría y Polonia, antiguos miembros del Pacto de Varsovia, se unieron a la Alianza Atlántica el 12 de marzo de 1999.

Frente al incumplimiento de los acuerdos entre Baker-Gorbachov, George F. Kennan, una de figuras más importantes de la diplomacia de Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría e intelectuales de la ‘política de contención’ del comunismo en 1997, escribió:

«¿Por qué, con todas las esperanzadoras posibilidades engendradas por el fin de la Guerra Fría, las relaciones Este-Oeste deberían centrarse en la cuestión de quién se aliaría con quién y, por implicación, contra quién en un futuro fantasioso, totalmente imprevisible e improbable conflicto militar? (…) Dicho sin rodeos… expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la Guerra Fría. Se puede esperar que tal decisión inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tener un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; restaurar la atmósfera de la guerra fría en las relaciones Este-Oeste e impulsar la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado…»
George F. Kennan

Un año después, ante la inminente ratificación de Senado Norteamericano sobre una primera ronda de expansión de la OTAN, en una entrevista con el New York Times argumento:

“Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría. (…) Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de manera bastante adversa y afectará sus políticas. Creo que es un error trágico. No había ninguna razón para esto en absoluto. Nadie estaba amenazando a nadie más. Esta expansión haría que los padres fundadores de este país se revolvieran en sus tumbas.”
George F. Kennan

Después del 11-S

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, se llevó a cabo la Operación Libertad Duradera, la invasión de Afganistán por parte de Estados Unidos. La OTAN activó por primera vez el mecanismo de defensa mutua que prevé el artículo 5 del Tratado de Washington para apoyar los ataques de Estados Unidos a Afganistán.

En Afganistán, desde el 11 de agosto de 2003, la OTAN lideró una misión encargada por la ONU llamada Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). El objetivo de la ISAF era ayudar al gobierno afgano a proporcionar una seguridad efectiva en todo el país y a desarrollar unas fuerzas de seguridad propias. Fue desplegada para proporcionar seguridad en torno a Kabul, a medida que la presencia de la ISAF se expandió para cubrir todo el territorio, sus tropas participaron en la lucha contra la insurgencia al tiempo que intentaban ayudar a la reconstrucción del país.

En Irak, la OTAN se ha limitado a entrenar a las fuerzas de seguridad. Las negativas de numerosos países europeos a que la OTAN actuara en el conflicto iraquí, encabezados por Alemania, disuadió a este organismo de involucrarse en una guerra iniciada por Estados Unidos y Reino Unido.

El 29 de marzo de 2004, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Rumania y las ex repúblicas soviéticas Estonia, Letonia y Lituania firmaron el Tratado de Washington.

En febrero de 2005, Gerhard Schröder propuso crear una comisión para reformar la OTAN ante el peso creciente de la Unión Europea. El canciller alemán considera necesario reestructurar la Alianza Atlántica, dado que los desafíos estratégicos estaban fuera de su ámbito defensivo y no requerían en primera línea una respuesta militar, «ha habido malentendidos, malestares, desconfianza y hasta tensiones», indicó el canciller, como quedó reflejado tras la invasión de Irak de 2003 que dejó de manifiesto cuán profundas pueden ser las discrepancias y cuán poco preparada está la OTAN para reaccionar a tales dificultades.

En septiembre de 2006, la OTAN puso en marcha la Operación Medusa sobre el sur de Afganistán, con el objetivo de acabar con los reductos talibán en Panjwai y Zhari, en Kandahar, donde los insurgentes poseían una fuerte presencia. Se estima que en la operación fallecieron unos quinientos talibanes.

En 2008, la OTAN solicitó a Colombia tropas del Ejército y expertos antiminas y antinarcóticos para participar en la labor que se desarrollaba en la región afgana bajo la jurisdicción del Ejército español, debido a su experiencia en estos temas, mayor a la del resto de países.​ El 20 de febrero de 2009 fue aprobada la participación de entre 120 y 150 miembros del Ejército colombiano en la ISAF bajo bandera española.​ El caso de Colombia resultó particular por no pertenecer a la geografía del Atlántico Norte y, al mismo tiempo, no ser una nación en la OTAN.

Croacia y Albania se adhirieron a la Alianza Atlántica el 1 de abril de 2009.

El presidente Nicolas Sarkozy reintegró a Francia en el comando integrado coincidiendo con la cumbre del 60.º aniversario de la Alianza del 3 y 4 de abril de 2009, que se celebró entre Estrasburgo y Kehl, en la frontera franco-alemana.

El 31 de diciembre de 2014 la Alianza Atlántica puso fin a la misión de la ISAF. Desde 2015 la OTAN lleva a cabo en Afganistán la misión Apoyo Decidido, con una presencia militar más reducida, para entrenar, asesorar y ayudar a las fuerzas afganas.

En 5 de junio de 2017 se adhirió Montenegro, el vigésimo noveno miembro de la Alianza.

Por su parte, Macedonia del Norte pasó a formar parte de la alianza desde el 27 de marzo de 2020.​ Hasta entonces, el único obstáculo del país era superar los problemas derivados del nombre de la república, ya que en 2008 Grecia hizo bloquear la invitación al país eslavo hasta que fuera resuelta la disputa sobre su nombre, reclamado por Grecia como patrimonio helénico.​ Así, en junio de 2018, ambos países firmaron un acuerdo provisional por el cual la Antigua República Yugoslava de Macedonia pasaría a llamarse Macedonia del Norte, lo cual fue ratificado por los parlamentos de ambos países en enero de 2019, dando vía libre para seguir con el proceso de incorporación a la alianza,​ que culminaría un año después.


Fuente: Wikipedia

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