Libro «La Buena Suerte»


Comprar libro «La Buena Suerte»

Próximamente…


Resumen

Hace mucho tiempo, en un reino lejano, Merlín convocó a todos los caballeros del reino y les dijo: “En siete noches, el Trébol Mágico de las Cuatro Hojas, el trébol que proporciona suerte ilimitada al que lo posee, nacerá en algún lugar del Bosque Encantado. ¿Quién aceptará el reto de ir al Bosque Encantado en búsqueda del Trébol Mágico?

Con esta frase comienza la leyenda de “La buena suerte”, un libro inspirador y extraordinariamente positivo: una fábula mediante la cual se desvelan las claves de la Buena Suerte y la prosperidad, tanto para la vida como para los negocios.


Idiomas

Disponible en castellano, catalán, euskera y gallego.

El gran clásico de Álex Rovira ha sido traducido a otros 42 idiomas y ha vendido cerca de cuatro millones de ejemplares en todo el mundo.


A través de esta historia contada a modo de fábula los autores (Álex Rovira y Fernando Trías de Bes), nos enseñan que somos dueños de crear nuestras propias circunstancias y así poder conseguir la Buena Suerte.

La historia comienza cuando dos amigos de infancia, Víctor y David, se encuentran en un parque y empiezan a hablar de cómo les ha ido la vida. Es cuando uno de ellos (él que parecía que tendría mas facilidades para que las cosas le salieran bien) relata la mala suerte que ha tenido y como la mala fortuna lo había arruinado.

Una vez David finaliza de contar sus desgracias, Víctor, al cual las cosas le han ido bien, se dispone a contarle el cuento de la buena suerte.

Según dice el cuento, el mago Merlín convoca a los caballeros del reino para proponerles un reto: encontrar el Trébol Mágico de cuatro hojas, que proporciona suerte ilimitada a quién lo posea, dicho trébol nacería en el Bosque Encantado en un plazo de siete noches.

Ante la dificultad de la empresa, únicamente Nott, el caballero de la capa negra, y Sid, el de la capa blanca, deciden aceptar el reto y aventurarse a encontrar el trébol.

A lo largo de la historia, se verá cómo el caballero blanco crea sucesivamente un conjunto de circunstancias que le llevarán al éxito; arando, abonando la tierra y regándola, podando los árboles de alrededor para arrojar la cantidad necesaria de sol, y hasta quitando las piedras que disminuyen la tierra fértil, con el afán de hacer todo lo posible para que el deseado Trébol Mágico nazca. Sid demostrará que la Buena Suerte es cuestión de actitud.

A medida que la historia avanza se van enumerando las 10 reglas de la buena suerte aplicables no solo a circunstancias personales o profesionales, sino a la vida en general.

Primera regla:

La suerte no dura demasiado tiempo, porque no depende de ti. La Buena Suerte la crea uno mismo, por eso dura siempre.

Segunda regla:

Muchos son los que quieren tener Buena Suerte, pero pocos los que deciden ir a por ella.

Tercera regla:

Si ahora no tienes Buena Suerte tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Para que la Buena Suerte llegue, es conveniente crear nuevas circunstancias.

Cuarta regla:

Preparar circunstancias para la Buena Suerte no significa solo el propio beneficio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae a la Buena Suerte.

Quinta regla:

Si “dejas para mañana” la preparación de las circunstancias, la Buena Suerte quizá nunca llegue. Crear circunstancias requiere dar un primer paso… ¡Dalo hoy!

Sexta regla:

Aún bajo las circunstancias aparentemente necesarias, a veces la Buena Suerte no llega. Busca en los pequeños detalles circunstancias aparentemente innecesarias…, pero ¡imprescindibles!

Séptima Regla:

A los que solo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que se dedican a crear circunstancias, el azar no les preocupa.

Octava regla:

Nadie puede vender suerte. La Buena Suerte no se vende. Desconfía de los vendedores de suerte.

Novena regla:

Cuando ya hayas creado todas las circunstancias, ten paciencia, no abandones. Para que la Buena Suerte llegue, confía.

Décima regla:

Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias a la oportunidad. Pero la oportunidad no es cuestión de suerte o azar: ¡siempre está ahí!


 

Deja un comentario