Enfermedades relacionadas con el consumo del trigo


Enfermedades relacionadas con el consumo del trigo

Las principales enfermedades relacionadas con el consumo de trigo se denominan actualmente «trastornos relacionados con el gluten». Se desaconseja utilizar el término «intolerancia al gluten», por su falta de precisión. Se reconocen tres formas principales de los trastornos relacionados con el gluten:​

  1. la alergia al trigo, que es el trastorno menos frecuente;
  2. la forma autoinmune (que incluye la enfermedad celíaca, la dermatitis herpetiforme y la ataxia por gluten); y
  3. la sensibilidad al gluten no celíaca, actualmente el trastorno más frecuente relacionado con el consumo de gluten.

Aunque el trigo no es la única fuente de gluten es, con mucho, la principal de ellas. Otros cereales, por su proximidad taxonómica, contienen péptidos homólogos, que también resultan tóxicos para las personas con predisposición genética: cebada (hordeínas), centeno (secalinas) y avena (aveninas), y cualquiera de sus variedades e híbridos (espelta, escanda, kamut, triticale…).​

Aunque la enfermedad celíaca es conocida desde los siglos I y II d.C., su conocimiento científico y su tratamiento médico solo se han venido desarrollando durante el siglo XX (especialmente a fines de ese siglo) y el actual.

El trigo y otros cereales relacionados contienen antinutrientes como el gluten y las lectinas, que pueden causar inflamación crónica y enfermedades autoinmunes (aquellas en las que el sistema inmunitario ataca y destruye a los propios órganos y tejidos corporales). Tanto la gliadina (un componente del gluten) como la aglutinina del germen de trigo (una lectina) pueden aumentar la permeabilidad intestinal y activar el sistema inmunitario. Este proceso no se limita a las personas con enfermedad celíaca, sino que se ha demostrado que la gliadina aumenta la permeabilidad intestinal tanto en personas con enfermedad celíaca como en personas no celíacas. El aumento de la permeabilidad intestinal se relaciona con enfermedades autoinmunes, tales como la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, y con enfermedades relacionadas con la inflamación crónica, tales como la enfermedad inflamatoria intestinal, el asma, el síndrome de fatiga crónica y la depresión, entre otras.

El gluten es capaz de atravesar tanto la barrera intestinal como la barrera hematoencefálica, tal como se ha demostrado en estudios en roedores​ y por la presencia de anticuerpos antitransglutaminasa 6 en el cerebro de personas con ataxia por gluten.​ El trigo moderno, que es el más empleado y el que produce un pan de mejor calidad desde el punto de vista funcional, presenta una mayor capacidad citotóxica e inmunogénica, con un contenido de gluten muy elevado (80-90% del total de las proteínas).

Neurogluten es el término empleado para referirse a los diversos trastornos neurológicos causados por el consumo de gluten, es decir, aquellos que afectan a algún órgano o tejido del sistema nervioso.​ Pueden desarrollarse independientemente de la predisposición genética y de la presencia o ausencia de síntomas digestivos o de lesión intestinal, es decir, tanto en celíacos como en no celíacos.

Las primeras descripciones sobre neurogluten se remontan a 1966, siendo la ataxia por gluten el trastorno mejor conocido y más estudiado. Otros trastornos neurológicos o psiquiátricos que actualmente se están relacionando en algunos casos con el neurogluten incluyen la neuropatía periférica,​ la epilepsia la esclerosis múltiple,​ la demencia,​ la esquizofrenia,​ el autismo,​ la hiperactividad, el trastorno obsesivo-compulsivo, las alucinaciones («psicosis por gluten»).​ y la parálisis cerebral.


​Fuente: Wikipedia

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