Efecto socio-económico de la Covid-19


Efecto socio-económico de la Covid-19

Cabe destacar el análisis de las consecuencias socioeconómicas de la pandemia del coronavirus desde una perspectiva de género. Las mujeres son las más afectadas en el plano laboral y, como consecuencia, en el plano social.​ Se puede afirmar que durante el primer confinamiento a nivel casi mundial las tareas del hogar aumentaron en gran medida recayendo estas en las mujeres mayoritariamente, el 78,7 % de las mujeres europeas realizan las tareas del hogar, mientras que sólo un 33,7% de hombres se encargan de esto. A esto le sumamos que debido al teletrabajo y demanda de trabajos a tiempo parcial ha aumentado y está más solicitado por mujeres que tienen que cuidar de sus hijos y hacer las tareas domésticas al mismo tiempo. Así pues, las mujeres se enfrentan a una carga triple de trabajo que puede agravar las desigualdades preexistentes.

El sector del servicio, así como los trabajos de cara al público o en primera línea contra la lucha del coronavirus son los más afectados en esta crisis, unos sectores compuestos por un mayor número de mujeres que de hombres por lo que son estas las que tienen que afrontar más pérdidas de empleo. ​Sumándole que en los trabajos a tiempo parcial se gana menos que en los de tiempo completo, una de las consecuencias más graves en el plano socioeconómico es el aumento de la brecha salarial que en términos globales constituye un 23% entre hombres y mujeres.

La situación de vulnerabilidad estructural del colectivo LGTBI también  ha incrementado a raíz de la pandemia. Las medidas en la economía han afectado especialmente a este colectivo debido a que un elevado número de personas LGTBI trabajan en sectores en los que las restricciones de contención del virus han supuesto la pérdida de numerosos puestos de trabajo, y dependen en muchos casos de fuentes de ingresos informales.

Por otro lado, la pandemia ha afectado a la salud mental, social y sexual de las personas LGTBI por varios motivos. El cierre de locales y espacios de ocio dirigidos al colectivo ha ocasionado una pérdida significativa de espacios de socialización seguros para las personas LGTBI. Además, las medidas de aislamiento han causado que muchas personas del colectivo hayan tenido que estar encerradas en situaciones de hostilidad, con familiares u otros convivientes que no aceptan su condición sexual e identidad,​ generando así situaciones de violencia psicológica e incluso física,​ con evidentes consecuencias emocionales y de salud mental, entre las que se encuentran un aumento o empeoramiento de trastornos de ansiedad y depresión. Además, este tipo de medidas han agravado a situación de soledad en miembros de la comunidad, particularmente en personas mayores LGTBI, ya que frecuentemente viven solas y no tienen relaciones positivas con sus familias.

Además, varios organismos de defensa de los derechos humanos (Human Rights Watch, Amnistía Internacional, IESOGI) apelan al hecho de que varios gobiernos han hecho uso del contexto de pandemia para criminalizar y demonizar a miembros de minorías como el colectivo LGTBI.​ Estas personas han sufrido las consecuencias de la promulgación de discursos de odio que las señalan como el foco de transmisión de la enfermedad, e incluso, en casos más extremos, como responsables de la misma. Asimismo, la pandemia ha causado que la entrada en vigor de derechos para la población LGTBI se haya aplazado o en algunos casos detenido.


Fuente: Wikipedia

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