Economía de Madrid


Economía de Madrid

Reparto del producto interior bruto (PIB) de Madrid (2003)

La ciudad de Madrid tenía en 2003 un producto interior bruto (PIB) de 79 785 millones de euros, lo que suponía el 10 % de la renta nacional. De los sectores económicos de la ciudad, el más importante es el terciario o sector servicios, que representa ya un 85,09 % de la economía de la ciudad. Dentro de este sector destacan los servicios financieros (31,91 % del PIB total) y las actividades comerciales (31,84 % del PIB total). El resto del PIB lo aporta la industria (8,96 % del PIB total), el sector de la construcción (5,93 % del PIB total). La agricultura tiene un carácter residual, de manera que apenas aporta un 0,03 % del total.

Es el mayor centro empresarial de España: en 2008, el 72 % de las 2000 mayores empresas de España tenían su sede central en Madrid. Y actualmente, el 50,1 % de los ingresos de las 5000 principales empresas españolas son generados por sociedades con sede social en Madrid, las cuales representan el 31,8 % de ellas.

Madrid fue calificada en un informe de Mastercard de 2008 como el 5° mayor centro de comercio de Europa (tras Londres, París, Fráncfort y Ámsterdam) y el 11° a nivel mundial.

Historia económica de Madrid

El Antiguo Régimen

La Plaza Mayor de Madrid, que fue concebida en origen como mercado en el arrabal de la villa, acabó siendo escenario de espectáculos públicos, como ejecuciones o corridas de toros.

La ciudad experimentó un gran desarrollo a raíz de que Felipe II la convirtiese en capital del Reino.

La función administrativa que desempeñó desde entonces, acentuada por el carácter centralista del sistema de gobierno instaurado por los Borbones, propició el desarrollo de la actividad artesana, con la inclusión de algunas instituciones protocapitalistas, como fueron los Cinco Gremios Mayores o el Banco de San Carlos y algunas manufacturas reales, como la famosa Porcelana del Buen Retiro, destruida en la Guerra de Independencia o la Fábrica de Tabacos de la glorieta de Embajadores. El abastecimiento urbano ocupaba un lugar central en la preocupación de los poderes públicos (estatales y municipales), y descansaba en una compleja red de agentes e instituciones públicas y privadas (pósito, fiel almotacén, rastro, repesos, obligados, tablajeros, revendedores, etc.) que funcionaban en torno al mercado (plazuelas y Plaza Mayor), siguiendo el sistema paternalista y proteccionista propio del mercantilismo. Durante el Antiguo Régimen, Madrid fue una capital imperial, descrita a veces como un parásito económico que succionaba los recursos de sus dominios sin contribuir directamente a la génesis de su riqueza.

A diferencia de otras ciudades en la transición del feudalismo al capitalismo (notablemente Londres o París), su posición geográfica, en una meseta no conectable fluvialmente y aislada por cordilleras de una costa a cientos de kilómetros, le imposibilitaba ser el centro comercial de la Monarquía Hispánica (papel que podría cumplir Sevilla, o hubiera podido ser Lisboa, si así la hubiera elegido Felipe II). Por tanto, la función principal de Madrid fue ser el centro de la vida política y social, y en lo económico un mercado de consumo suntuario y el mercado de referencia de la agricultura castellana (fundamentalmente cerealista). La integración de un mercado nacional no fue posible hasta muy entrado el siglo xix, con el trazado de los ferrocarriles y los cambios político-económicos de la era liberal (como la desamortización).

La edad contemporánea y el movimiento obrero

Mitin de republicanos y socialistas en el desaparecido frontón Jai Alai en 1909.

Madrid no se transformó en un centro de importancia industrial en el siglo xix, al contrario de otras ciudades españolas y europeas. La principal mercancía que transportaba el tren de Aranjuez (primer destino conectado con Madrid y que es llamado aún hoy el Tren de la Fresa) fueron las maderas que los gancheros bajaban desde las sierras del Alto Tajo y que alimentaban la construcción, que siempre ha sido una de las principales actividades económicas, a falta de un tejido productivo más básico.​ Buena muestra de la debilidad industrial fue el relativamente escaso desarrollo del movimiento obrero, que siempre tuvo su centro de gravedad en Barcelona. La fundación del PSOE y la UGT en Madrid fueron curiosamente fruto de la personalidad de Pablo Iglesias, un obrero tipógrafo (una industria vinculada a una tradicional actividad urbana madrileña: la edición de libros y periódicos).

Fábrica de cervezas «El Águila». Ejemplo de la arquitectura industrial de fines del xix y principios del xx.

La expansión industrial se produjo en el siglo xx, sobre todo tras la Guerra Civil y la posguerra. El desarrollo se centró en sectores dinámicos, como la química, la metalurgia y otras especialidades relacionadas con el consumo urbano de tecnología avanzada: mecánica de precisión, electrónica, farmacéutica, y otras. Un factor que favoreció el desarrollo industrial de esta época fue el estímulo de la Administración, a consecuencia de ser Madrid la capital del Estado, lo que trajo como consecuencia indirecta la localización de un gran número de sedes de empresas nacionales e internacionales. También el movimiento obrero, encuadrado obligatoriamente en el sindicato vertical franquista, responde a esa nueva dinámica con la extensión de las ilegales Comisiones Obreras (nacidas en la minería asturiana) por las fábricas de la periferia industrial madrileña, gracias a la actividad de activistas como Marcelino Camacho y el padre Llanos.

Desde la llegada de la democracia y a pesar de la descentralización administrativa, la tendencia expansiva de la ciudad se ha mantenido, de manera que presenta hoy en día una de las economías más dinámicas y diversificadas de la Unión Europea.​ A esto ha contribuido sin duda la privilegiada posición geográfica de la ciudad, un muy buen nivel de infraestructuras y un elevado grado de concentración de capital humano, con un alto nivel de formación.

Actividades productivas de Madrid

Número 69 en la Calle de Serrano, edificio diseñado por Fernando Higueras y actual sede de Santander Asset Management

La industria en la ciudad de Madrid pierde peso poco a poco, para trasladarse a los municipios del Área metropolitana de Madrid, especialmente del arco Sur-Sureste. Aun así la industria sigue suponiendo un porcentaje relevante del PIB de la ciudad. La construcción era en 2005 el sector de más crecimiento de Madrid, estimado en un 8,2 %. La tendencia muestra un aumento de la construcción no residencial, empujada por la ligera desaceleración del incremento del precio de la vivienda en 2005.

Pero es el sector servicios el que lidera la actividad económica de Madrid, con un 85 % del total, y ocupa a dos terceras partes de la población activa. A las tradicionales funciones administrativas, por albergar la Administración central del Estado, y financieras (Madrid es la sede de gran cantidad de empresas que desarrollan su actividad en toda España y acoge la mitad del capital financiero nacional), se han sumado las relacionadas con el transporte o con la pujanza del aeropuerto Adolfo Suárez, Madrid-Barajas. De hecho los mayores centros de empleo y aportación al PIB de la ciudad de Madrid, son el propio aeropuerto e Ifema, el recinto ferial de la ciudad, que con sus 4,7 millones de visitantes anuales es la primera feria de España y una de las principales de Europa.

Además, Madrid se ha convertido en una de las ciudades más visitadas de Europa, solo por detrás de Londres, París, Estambul, Barcelona, Ámsterdam, Milán, Roma y Viena, además de ser la segunda de España. En la ciudad se desarrolla gran cantidad de actividades de carácter turístico, lúdico y cultural.


Fuente: Wikipedia

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