Depósitos bancarios estructurados


Depósitos bancarios estructurados

Es aconsejable tener ciertos conocimientos financieros para poder contratar este tipo de depósitos. Se trata de un interés fijo que se paga según la evolución de un índice, de valor de una cesta de acciones o cualquier otro activo que se pueda medir. Ya que la rentabilidad depende de ciertos activos futuros, deberemos obtener un resultado aproximado de cómo evolucionará.

Suelen basarse en un valor subyacente, por ejemplo un índice de referencia del mercado de valores (bolsa) o la cotización de una materia prima.

La primera característica notable de esos productos es que aunque el cliente cumpla con las condiciones de la inversión y deje el dinero hasta el plazo estipulado, no se garantizan los intereses, ya que dependen de las fluctuaciones del subyacente.

Otra característica importante es que en muchos casos el capital no está garantizado. Por ejemplo, en el caso de un depósito estructurado basado en la evolución de unas acciones de bolsa, es posible que al iniciarse el depósito se calcule un precio de referencia de las acciones, y si al final del plazo del depósito esas acciones valen menos que en el momento de la inversión, la pérdida correspondiente se aplique a los ahorros del cliente. Por eso es muy importante aclarar antes de invertir si se garantiza que al menos se cobrará al final el mismo dinero que se invirtió al abrir el depósito.

A menudo, las entidades procuran vender este tipo de producto insistiendo sobre las rentabilidades pasadas del subyacente. Hablan de un 7 u 8% de intereses en los años anteriores, y eso puede llegar a motivar al inversor. Sin embargo, los lectores del blog saben que las rentabilidades pasadas nunca garantizan las futuras, así que seguramente no se dejarían convencer por el argumento.

La ventaja de este tipo de producto es que al tratarse de un depósito, el riesgo de insolvencia del banco está cubierto. Si un inversor compra acciones en bolsa, el FGD no cubre el riesgo de quiebra de la entidad que gestiona la cartera.

De todos modos, esos productos estructurados son complejos y deberían ser reservados solamente a inversores que entiendan muy bien el producto y conozcan el mercado subyacente.


 

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