Creación del Real Cuerpo de Ingenieros


Creación del Real Cuerpo de Ingenieros

El 17 de abril de 1711, el rey Felipe V aprobó en Real Decreto, expedido en Zaragoza, el proyecto presentado por Jorge Próspero de Verboom, quedando constituido el Real Cuerpo de Ingenieros, siendo el antecedente de la que sería Arma de Ingenieros.

El personal que tenía Verboom para desempeñar la dirección del Cuerpo se reducía a un Secretario, cargo que consta fue desempeñado por su hijo Isidro, y dos Designadores. Con este pequeño equipo, y sin abandonar las campañas militares, llevó adelante la organización de los Ingenieros Militares. Se establecieron las siguientes categorías:

  • Ingeniero General, Jefe superior de todos los ingenieros
  • Ingeniero en Jefe o de Provincia
  • Ingeniero en Segundo
  • Ingeniero en Tercero
  • Designador

Comienza Verboom la organización del Cuerpo simultaneando las campañas militares con la formación y preparación de los ingenieros, y todo ello no exento de problemas y cortapisas debido tanto a la situación política de España, como a la extensión territorial de sus dominios. El sitio de la villa de Cardona, en 1711, fue la primera actuación militar que tuvo el Cuerpo. Continuará sus actuaciones en el sitio de Barcelona (1713-1714) y se consolidará con las expediciones a Sicilia y Cerdeña, las campañas de Italia, la recuperación de Menorca y en los asedios de Gibraltar.

Jorge Próspero de Verboom aumenta el número de ingenieros y sobre todo de ingenieros de origen español. No obstante, continúa una notable influencia extranjera: italianos, franceses, suizos y belgas son los apellidos más numerosos.

Evolucionan las técnicas y procedimientos, los ingenieros empiezan a disponer de personal «orgánico» para los trabajos específicos. La primera acción militar de «tropas de ingenieros» fuera de la metrópoli se produce en la toma de Mesina (1718) donde, al mando del propio Verboom, se emplea una compañía de sesenta minadores y cincuenta ingenieros.

Se crean las circunscripciones provinciales de ingenieros, en la península y en ultramar, se empieza a disponer de datos fiables sobre el personal disponible y su cualificación y se organizan los primeros proyectos.

Verboom, con su experiencia de Bruselas, también organiza la forma de ingresar en el Cuerpo y la formación de los futuros ingenieros; había ingenieros con gran experiencia en campañas, otros aprendían en los sitios. Con unos se podía contar en ultramar, otros sólo en su país. Por ello, para unificar formación y doctrina, criterios y lealtades, el Ingeniero General empeñó su esfuerzo en la reactivación de la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación de Barcelona.

Y como innovación, no solo en lo militar, sino en lo social, se establece, de forma voluntaria, la entrega «… de una dádiva voluntaria… para subvenir a la precisa manutención de las viudas que entonces existían y que se continuase para las que, en adelante, resultasen del Cuerpo…», así como para ayudar «… a los mismos Ingenieros en caso de hallarse en alguna gran urgencia por enfermedad y heridas recibidas en la guerra…». Se creaba de esta manera el primer Montepío.

La gran capacidad de Verboom hace que el Cuerpo se consolide rápidamente, adquiera pronto una fuerte solidez y prestigio. No obstante, surgían dificultades de mando y dependencias.

En 1803 se crearon la Academia Militar de Zamora y la Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares, dejando de funcionar la de Barcelona. A partir de entonces, según se decreta en la reorganización del arma de esta mismo año, el cuerpo pasaría a desempeñar funciones exclusivamente militares, contrariamente al papel civil que a lo largo de su historia continuamente desempeñó con la ejecución de numerosas obras públicas.​ Sin embargo ello no evitaría que en el contexto americano y más concretamente Cubano, los ingenieros militares del cuerpo destacados allí desarrollaran de nuevo una destacada labor en el campo de las obras públicas, determinante para el desarrollo comercial de la isla a lo largo del siglo XIX.


​Fuente: Wikipedia

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