Arquitectura de Barcelona


Arquitectura de Barcelona

La ciudad tiene una larga y rica historia arquitectónica, empezando por los antiguos restos del asentamiento romano que fundó Barcelona, del cual solo quedan restos arqueológicos, o fragmentos dispersos, como por ejemplo, las columnas del templo de Augusto dentro el edificio del Centro Excursionista de Cataluña,68​ los restos de Barcino bajo el subsuelo (integradas dentro del Museo de Historia de Barcelona) o las antiguas murallas.​ También se conservan testigos de construcciones de estilo románico, muy posteriores, como el Monasterio de San Pablo del Campo o la capilla de Marcús.

Del periodo medieval sí que se han conservado numerosos edificios, algunos de ellos muy destacados, especialmente las obras góticas que proliferan en su centro histórico denominado Barrio Gótico precisamente por este motivo, como la catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona,​ la basílica de Santa María del Mar,​ fuera del Barrio Gótico, caracterizada por su austeridad y armonía en las medidas, motivo por el que muchos la consideran la obra más destacada del gótico catalán; también la iglesia de Santa María del Pino, de amplia nave y monumental torre-campanario, o las Atarazanas Reales,​ uno de los pocos ejemplos de naves góticas de uso civil existente en Europa. También del periodo medieval destacan edificios como el salón del Tinell, el palacio del Lloctinent o el palacio de la Generalidad de Cataluña. También destacan los palacios construidos por familias adineradas de la ciudad, estructurados alrededor de un patio, como los que actualmente acogen el Museo Picasso.

Tras un periodo poco relevante arquitectónicamente en la ciudad, debido a que las murallas impedían nuevos crecimientos, la falta de suelo intramurallas, y las penurias económicas causadas por la guerra de Sucesión, se hicieron algunas actuaciones importantes gracias a los terrenos obtenidos de la Iglesia mediante la desamortización. Estos terrenos permitieron, por ejemplo, la construcción de la plaza Real, o notables construcciones en hierro, como el mercado de La Boquería. Años más tarde un nuevo movimiento arquitectónico tomó fuerza en Barcelona, acompañado por un momento de gran bonanza económica, y por la expansión de la ciudad más allá de las murallas, el Modernismo.

Barcelona es conocida como la capital del modernismo por la gran cantidad y calidad de obras que atesora, con joyas como el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo o el Palacio de la Música Catalana de Lluís Domènech i Montaner, o la Casa Macaya de Josep Puig i Cadafalch; pero sin duda el arquitecto modernista más conocido y reconocido es Antoni Gaudí. Su obra más relevantes, que atrae cada año a millones de visitantes de todo el mundo, es el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, que Gaudí dejó inacabado y que se sigue construyendo con donativos y aportaciones de particulares y visitantes, y que está previsto acabar hacia el año 2020. Otras de las obras más conocidas de Gaudí son el Parque Güell, la Casa Milà, también denominada la Pedrera, y la Casa Batlló.

La ciudad también posee diferentes muestras de arquitectura contemporánea. Destaca el Pabellón alemán de Ludwig Mies van der Rohe, que se construyó con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, o la Fundación Joan Miró del arquitecto catalán Josep Lluís Sert. Tras la guerra civil, la ciudad quedó bajo el control del régimen y su visión desarrollista, además de impedir todo movimiento popular, que son los que históricamente han producido las más notables obras de Barcelona. No fue hasta años después de la recuperación de la democracia, con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992, que la ciudad vivió una etapa de grandes transformaciones que dieron lugar a obras como el Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, la Torre de Collserola de Norman Foster y la Torre de telecomunicaciones de Montjuïc de Santiago Calatrava. Antes de los Juegos también se llevó a cabo la remodelación y ampliación del Aeropuerto de Barcelona, que dirigió Ricardo Bofill. En la etapa post-olímpica la ciudad ha seguido manteniendo un desarrollo arquitectónico notable, construyendo edificios como el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) de Richard Meier, la Torre Glòries de Jean Nouvel, y los proyectos de una estación nueva en la Sagrera, o la Torre La Sagrera de Frank Gehry. Otras actuaciones se han llevado a cabo con motivo del Foro Universal de las Culturas, como el Edificio Fórum de Jacques Herzog y Pierre de Meuron.

El año 1999 la ciudad de Barcelona fue premiada por el Real Instituto de Arquitectos Británicos con la Medalla de Oro del RIBA, un galardón que se otorga a arquitectos por el conjunto de su obra, y que por primera y por el momento única vez, ha sido otorgado a una ciudad y no a un arquitecto individual.


 

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